martes, 2 de enero de 2018

Cuando no esperas respuesta

“No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración” (Lc.1:13).

Hay oraciones que son hechas como un mero trámite. Como cristianos sentimos que es nuestra responsabilidad presentarnos cada día delante de Dios y marcar tarjeta. Así que una petición llena esa condición por lo que la hacemos. Luego, de cinco minutos olvidamos lo que hemos dicho.
Otras oraciones son dichas con fervor y entusiasmo. Realmente queremos una respuesta, pero después de unos días el fervor se nos acaba y dejamos de pedir. “Mejor buscamos otro medio para alcanzarlo, no podemos seguir esperando” es lo que nos decimos. Cuando esto se hace una costumbre terminamos como el caso anterior. La oración se convierte en mera tradición.
¿En cuál de los dos grupos te encuentras? Al ver a nuestro personaje, creo que él se encontraba en el segundo grupo. Oró y oró, pero en algún momento dejó de esperar una respuesta de parte de Dios. Creo que muchos nos sentimos identificados con él. Sin embargo, lo interesante de nuestro pasaje es que aun habiendo llegado a esta situación Dios tenía ya la respuesta a la oración de Zacarías, y más aún, aunque había dejado de orar por este motivo el Señor se la dio a conocer en el momento oportuno.
¿Será lo mismo para nosotros? Confiamos en que sí. Sabemos que él no hace acepción de personas. ¿Es una invitación a no seguir orando? No, en ninguna manera. Solamente es para decirte que cuando oras con fervor y entusiasmo, Dios siempre tiene la respuesta y te la hará conocer aun cuando en algún momento decaigan tus esfuerzos. Mi oración es que nunca hagamos esto último, pero si sucede, confianza tenemos en que nuestra oración ya ha sido respondida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario