miércoles, 20 de diciembre de 2017

Oramos porque es fiel a sus promesas

“¡Oh Señor, tú eres un Dios grande y temible! Siempre cumples tu pacto y tus promesas de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos” (Dn.9:4).

Son muchas las cosas que nos motivan a orar a Dios, sin embargo, si una de ellas no lo constituye el reconocer que es fiel a sus promesas, sólo miraremos desde lejos los milagros que está dispuesto a hacer en nuestras vidas.
Sin duda la diferencia entre una ferviente vida de oración y la que es apática se encuentra en si creemos o no en la fidelidad de Dios. Tal vez seas de las personas que en algún momento te quedaste atascado y eso te llevó, no a perder totalmente tu fe, pero sí a mantener una fe recelosa, que solamente consiga lo que necesitas para mantenerte fiel en un peregrinaje cómodo a lo largo de tu vida cristiana, sin esos sobresaltos divinos que en tu interior anhelas que ocurran para hacer menos monótona tu vida.
Busquemos reforzar nuestra vida de oración. Empecemos aquí, Dios siempre cumple su pacto y sus promesas de amor inagotable. No hay nada que lo detenga, excepto nuestra incredulidad. Así que, desde hoy decidamos hacer ese gran cambio, saca la incredulidad … pon en ella la fe.

martes, 19 de diciembre de 2017

¡Cuán seria es tu oración!

“Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno”. (Dn.9:3b)

El ayuno le dice a Dios cuán seria es tu oración. 
Cuando pedimos, a menos que no consideremos el asunto con seriedad no insistiremos. Recuerdo hacer esto una y otra vez para con mis padres en la época en que estaba bajo la tutela de ellos. Apartaba un tiempo exclusivo para decirles con insistencia que necesitaba que me dieran lo que les estaba pidiendo. Obviamente no paraba hasta que me lo concedieran.
A lo largo de la historia, sea de manera personal, o de forma colectiva, las personas se han acercado a Dios en ayuno. Un estudio honesto de cada caso nos revelará que grandes cosas ocurrieron cada vez que el hombre decidió presentarse delante de Dios en tal condición. El Señor hizo grandes milagros porque así comprobó la sinceridad en el corazón del orante.
Tristemente, esta disciplina espiritual ha desaparecido de entre nuestra práctica porque nos hemos vuelto superficiales y engreídos. Es más fácil molestarnos con Dios por causa de una petición mal hecha, que resolver el asunto de la seriedad de nuestro corazón. No nos permitamos esto una vez más, por tanto, la próxima vez que nos encontremos en esta situación, demostremos al Señor cuán sería es nuestra oración por medio del ayuno.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

SI ARRIESGAS VERAS MILAGROS

“¡Qué viva el rey! Mi Dios envió su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su Majestad” (Dn.6:21-22)

Es un hecho confirmado, quien arriesga verá su milagro. Al tomarnos sólo un breve tiempo de lectura bíblica coincidirás conmigo que es así. Desde su misma concepción, un milagro es algo que rompe con lo natural, es algo que no podemos explicar sin que no provoque asombro alguno en nosotros.
Daniel arriesgó cuando oró a Dios. Había un edicto que atentaba contra su vida, sin embargo no dejaría de orar por causa de ello. El leproso y la mujer del flujo de sangre sabían a qué se exponían al presentarse al Señor en forma pública, pero decidieron que se arriesgarían. Josué, decidió que dar vueltas alrededor del muro de Jericó era un buen plan y lo siguió al pie de la letra. Todos ellos arriesgaron y terminaron viendo un milagro en sus vidas.
Es interesante que quienes son calculadores y racionales sean escasos en experiencias como éstas. Todo lo hacen a su medida y no a la medida de Dios, entonces van a lo seguro y a lo que ellos pueden lograr. Entonces le resultado de sus obras solamente se podrán explicar de forma natural, no sobrenatural. 
¿Quieres milagros? Necesitas salir de tu zona de confort. Debes arriesgarte. Si lo haces… verás milagros.

martes, 12 de diciembre de 2017

PREPÁRATE PARA SUFRIR

“Nunca te avergüences de contarles a otro acerca de nuestro Señor… Con las fuerzas que Dios te da prepárate para sufrir conmigo a causa de la buena noticia” (2 Tim.1:8).

El porcentaje de personas que llega al evangelio con el propósito de ser feliz es muy alto. De hecho cometemos el error de dar un falso mensaje paradisiaco que lleva a los afligidos a ver en el Señor la oportunidad de alejarse de todo sufrimiento. Este engaño los llevará a tomar distancia respecto a su responsabilidad de compartir las buenas nuevas pues los expondrá precisamente a aquello de lo cual han buscado huir.
Pero, la realidad es totalmente opuesta. Quien entra al evangelio debe prepararse para el sufrimiento porque este es inherente a su llamado. Nuestra vocación es predicar el evangelio y quienes estamos ya tiempo en esto, al igual que Pablo, sabemos que implica pasar por situaciones atemorizantes en las que la gente nos avergonzará y perseguirá. Así que prepararse para el sufrimiento es esencial.
¿Cómo te preparas para esto? Primero, acepta la idea que esto sucederá, así no te sorprenderá cuando venga sobre ti tal como lo afirma Pedro (1 Pe.4:12-16). Segundo, no estás sólo en esto, como Timoteo, Pablo estaba con él, así también la iglesia está contigo en esta lucha, pero por sobre no lo haces en tus fuerzas sino que cuentas con todas las fuerzas que te da el Señor. 
Te ha de resultar extraño lo que te digo, pero debes estar preparado para sufrir.

lunes, 11 de diciembre de 2017

EL TEMOR DE BRINDA OPORTUNIDADES

“Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra” (Hch.4:29)

No nos gusta el temor. Lamentablemente nos seguirá a lo largo de nuestra vida. Vivimos en un mundo imperfecto y nos ocurrirán circunstancias que nos atemorizarán. Por tanto, bueno es saberlo, quizás el aceptar que ocurrirán nos ayude a atenuarlo cuando las tengamos al frente como un poderos gigante.
Sin embargo, hay algo que debemos de tener presente cuando el temor nos sobrevenga. El temor es una oportunidad para confiar y ver el poder de Dios. Así lo señaló el salmista cuando dijo: “Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?” (Sal.56:3-4). Fue este principio que estuvo presente en los apóstoles cuando recibieron la amenaza de no hablar en el nombre del Señor Jesucristo. Aun llenos del Espíritu Santo se turbaron ante este hecho por lo que elevaron su oración al Señor a fin de ser confortados con denuedo para continuar la tarea (Hch.4:18-31). El temor será una oportunidad para confiar y ver el poder de Dios.
Una vez conmovido… afírmate. El temor siempre es una buena oportunidad.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

BUENAS COMPAÑIAS

“Camina con sabios y te harás sabio; júntate con necios y te meterás en dificultades” (Prov.13:20)

Proverbios trece habla hacia los hijos. Es la voz de un padre que persigue hacer que su hijo sea sabio. Uno a uno cada versículo expone consejos que el joven debe tomar en cuenta para convertirse en un hombre sabio. Al llegar al verso que consideramos, se le exhorta a buscar buenas compañías.
¿Cuál es el secreto para una buena compañía? La respuesta es bastante obvia: una buena compañía la constituyen las personas sabias y tú debes de caminar con ellos. Se trata que de manera intencional se busque crear fuertes lazos con ellos que permitan beber de sus experiencias. El resultado final, te convertirás en una persona sabia.
¿Dónde los hallamos? No es una cuestión fácil. Vivimos en una sociedad en que se ensalza la necedad. Se glorifica al necio y al sabio se le vitupera de tal modo que la sabiduría es escaza y poco valorada. Los que intenten buscar deben ser valientes y esforzados. Sin lugar a dudas el costo que se page lo vale así que para quienes quieren hacerlo les sugiero buscar la compañía de los siguientes sabios: (1) Mentores, ellos te entrenarán en el área necesitada; (2) Modelos a seguir, quienes están haciendo o ya hicieron lo que quieres hacer; (3) Socios, compañeros de trabajo que te apoyen y desafíen; y (4) Amigos, los que te aman no importa lo que hagas.
Busca buenas compañías.

martes, 5 de diciembre de 2017

ELIJAMOS APRENDER

“Entrégate a la instrucción; presta suma atención a las palabras de conocimiento” (Prov.23:12)

En una era donde impera la tecnología parecería absurda una demanda como la que señala el proverbista. Pero, si queremos ser honestos con nosotros mismos, nos es necesario que nos repitan una y otra vez la necesidad de aprender.
No es exageración decir que el conocimiento está al alcance de nuestro dedo. Basta un click y ante nosotros aparecerá en la pantalla lo que deseamos conocer. Obviamente como es bien conocido se trata de la ya famosa cortar y pegar. ¡Eso no es aprendizaje! Alguien ha dicho que la tecnología nos está idiotizando. Nuestros jóvenes ya no leen, y nosotros pensamos que ya es tarde para aprender, así que también hemos dejado de hacerlo.
Aprender nos mejorará la vida, nos hará mejores líderes, mejores padres, mejores cónyuges y hasta mejores amigos. Seremos más efectivos para Dios. Hay una especie de mayordomía que no estamos ejerciendo cuando nos negamos al aprendizaje. Tal vez te preguntes ¿cómo o dónde empiezo? Te recomiendo, coge un libro de tu interés, y entrégale una o dos horas diarias. Evita sentarte en el televisor. Te aseguro que habrá mejor de ti al terminar el mes (que este sea tu plazo) que cuando permaneces frente a este aparato que suele ser el más grande distractor en el hogar. Elije aprender.

lunes, 4 de diciembre de 2017

FAVORECE AL POBRE

“Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos. Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia” (Prov.31:8-9).

Admitamos, el pobre no es precisamente una persona favorecida. Se halla desfavorecida económicamente, socialmente e incluso carece del favor de la justicia. De allí la demanda del Señor: favorece al pobre. 
¿Quiénes deben favorecer al pobre? Este proverbio está dirigido al rey, a aquel que tiene todo en sus manos para hacer de justicia y hablar en favor de ellos. En nuestro tiempo, Lemuel, el proverbista y rey (interesante que sea precisamente un rey el que escribe) estarían dirigiéndose a presidentes, congresistas, jueces y abogados que son lo que están involucrados en hacer justicia. Les diría: favorezcan a los pobres. Me atrevo a decir que incluso se los diría a los medios de comunicación.
¿Por qué es necesaria esta exhortación? Porque tristemente son dejados de lado en cuanto a la justicia se refiere. Todo se orienta a favorecer al poderoso, al que aunque culpable tiene el dinero y la influencia para torcer el juicio. Esto es el ABC de la vida que no necesitamos aguzar nuestros sentidos para darnos cuenta de esta realidad.
¿Pero, solamente los presidentes y políticos deben estar involucrados? No, también nosotros. Necesitamos generar una cultura de generosidad, sabiendo que Dios nos ha dado la mayordomía de la responsabilidad de hablar por ellos y cuidar de ellos. Si lo hacemos, sin duda podríamos ver el mundo con una mayor expectativa y descansar seguros de que nuestras generaciones tendrán un mejor mundo en el que vivir. Por tanto: Favorece al pobre.

viernes, 1 de diciembre de 2017

DIA 1: ORGULLO, nadie está exento de la tentación.

“El Señor detesta a los orgullosos. Ciertamente recibirán su castigo.” (Proverbios 16:5 (NTV)

Tratándose de orgullo, nadie está exento de ser tentado.
Por ejemplo, el éxito es una de las pruebas más importantes que Dios nos da antes de aumentar nuestra responsabilidad, y si nos enorgullecemos, entonces no habremos pasado la prueba.
La Biblia nos cuenta la historia de un hombre que absolutamente falló la prueba: el rey de Babilonia en los tiempos de Daniel, Nabucodonosor. Por ese tiempo este rey pagano estaba en sus años cincuenta, él fue uno de los hombres más poderosos del mundo.
Pero Nabucodonosor tuvo un sueño, y necesitó que Daniel lo interpretara. Cuando le estaba contando a Daniel el sueño, él dijo, “Yo, Nabucodonosor, vivía en mi palacio con comodidad y prosperidad” (Daniel 4:4 NTV).
Esa es la imagen general de lo que el éxito nos hace. Nabucodonosor no sonaba como alguien que estaba buscando a Dios. Él sonaba como alguien que estaba descansando en todo lo que había recibido. Él no estaba usando todo su éxito para retribuirle a Dios. Él estaba pensando en sí mismo.
Revisa los pronombres personales en otra frase de Nabucodonosor, “¡Miren esta grandiosa ciudad de Babilonia! Edifiqué esta hermosa ciudad con mi gran poder para que fuera mi residencia real a fin de desplegar mi esplendor majestuoso”.” (Daniel 4:30b NTV). Cuatro veces en un versículo él usó el lenguaje de primera persona. Nabucodonosor estaba pensando en sí mismo. No estaba siendo humilde.
El orgullo es la raíz de todos los pecados, no importa de cuál se trate. Por eso Satanás fue expulsado del cielo. Dios odia el orgullo porque declara, “Yo soy Dios, y no necesito de Dios”.
La Biblia dice que el orgullo precede a la destrucción. Si sigues leyendo sobre Nabucodonosor, te darás cuenta de que estaba provocando su gran caída.
La Palabra de Dios nos dice, “El Señor detesta a los orgullosos. Ciertamente recibirán su castigo” (Proverbios 16:5 NTV).
El orgullo te pone en contra de Dios. Pero Dios siempre está a tu favor, no en contra tuya, y Él quiere ayudarte a pasar la prueba del éxito.
Reflexiona sobre esto:
• ¿Cómo has visto que el orgullo arruine las vidas de personas que te importan?
• ¿De qué formas has sido más tentado a mostrar orgullo?
• ¿Cuál es una forma específica en la que puedes demostrar humildad esta semana?