viernes, 17 de febrero de 2017

MIDE TU CRECIMIENTO

Romanos 12:3-8
“Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de si más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado” (v.3).

Es cierto que debemos de crecer. Pero debemos encarar este proceso con honestidad. Para lograrlo debemos tomar en cuenta lo que Pablo afirma en este versículo:
1. No debemos tener un concepto más alto que el que realmente tenemos. Deja de ser un creído pensando que lo has alcanzado todo y que eres un supercristiano. Nadie puede controlar todas las áreas de su vida y nuestro problema es que son precisamente sobre dichas áreas que somos más pretenciosos y también más críticos en la vida de otros. 
2. Piensa de ti mismo con moderación. Se honesto contigo mismo y reconoce el punto real en donde te encuentras. Si van a ocurrir cambios que te han de llevar al crecimiento necesitas evaluar sinceramente hasta dónde ha llegado hasta el momento. Reconocer que no somos lo que otros creen acerca de nosotros puede ser una experiencia dolorosa pero no podremos dar pasos hacia adelante si conscientemente nos engañamos.
3. Dios nos ha dado una medida de fe por medio de la cual podemos ser honestos en nuestro crecimiento. Al mirar el contexto podemos reconocer elementos que constituyen esta medida de fe. Algunas preguntas que surgen: ¿has renovado tus pensamientos? ¿Los dones que Dios te ha dado lo usas para la edificación del Cuerpo de Cristo? ¿El amor que dices tener tiene las características señaladas por Pablo? No, no puedes medirte bajo otros criterios sino sobre los que están dados por la Palabra… y como notamos se tratan de cosas concretas y específicas.
¿Quieres crecer? Todos queremos hacerlo… ¿Dónde estamos? ¿A dónde queremos llegar? Empecemos intencionalmente a establecer metas concretas. Una podría ser: conoceré mis dones y los usaré en el ministerio correspondiente de la iglesia. Otra: proveeré para la necesidad de los santos la siguiente cantidad de dinero para suplir sus necesidades. 
¡A crecer se ha dicho!

jueves, 16 de febrero de 2017

LIMPIEZA MENTAL

“Debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a la imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (Efesios 4:22b-24).

Lo que tú piensas determina la forma de vida que has de llevar. La vieja naturaleza refleja un estilo de vida que es controlado por los deseos engañosos. Es la forma de pensar que tiene el mundo en el cual vivimos y que al estar expuestos a ésta nos ha diseñado una serie de razonamientos con los cuales determinamos el rumbo de nuestra vida. Como afirma Pablo, nada bueno puede salir de esta naturaleza corrupta sino solo pensamientos engañosos.
Tenemos una nueva naturaleza la cual está formando en nosotros la imagen de Cristo. La santidad y la justicia es el carácter de este nuevo modelo, pero ésta no puede lograrse hasta que decidamos limpiarnos de los viejos esquemas de pensamientos y poner en nuestra mente otros que son afines a la naturaleza que nos ha sido dada en Cristo. ¿Cuánto demorará esto? Tan pronto como decidamos que lo antiguo no sirve y lo vayamos sustituyendo por lo nuevo. Por ejemplo, el chisme no sirve, no puedes justificar la inmoralidad sexual, tampoco el no conceder el perdón a alguien que te ofendió. ¿Cómo la renovación de tu mente cambiaría estas situaciones que no concuerdan con tu nueva vida? Necesitas la verdad de Dios y la obra del Espíritu Santo para salir adelante… pero, empieza con la limpieza de tu mente.

miércoles, 15 de febrero de 2017

TU MAYOR ADORACION

“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Rom.12:1)

Tu cuerpo ofrecido en sacrificio vivo, santo y agradable constituye tu adoración espiritual. ¿Recuerdas que el Señor Jesús dijo en Juan 4:23 que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad y que el Padre busca que tales adoradores le adoren? Pues bien adorarle en espíritu y en verdad es ofrecerle nuestro cuerpo. 
Al pensar en esta demanda paulina nos hemos orientado únicamente por lo que hacemos a través de nuestro cuerpo pero hemos pasado por alto lo que hacemos por nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no debe ser ofrecido para fornicación y esto es agradable a Dios es lo que nos decimos, pero no tenemos cuidado en lo que comemos o bebemos o incluso en lo que escuchamos y vemos. Consideramos que lo primero es un acto de adoración pero pensamos que lo último no tipifica como tal. ¿Por qué hacemos esto? Es que creemos que adorar es lo qué hacemos con nuestro cuerpo y no cómo tratamos a nuestro cuerpo.
Este error nos ha llevado a hacer bromas como “en verdad te has tomado literalmente eso de que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo” para referirnos al hermano que no toma cuidado en sus alimentos y parece tener más brazos que un pulpo para tomar cuanto comida encuentre en el camino. ¡No… esto no debe ser así! Dios quiere que le consagremos nuestro cuerpo. Debemos comer adecuadamente, lo que vemos y oímos debe ser sano, darle a nuestro cuerpo el debido ejercicio y descanso. Adorarle es empezar por el cuidado de nuestro cuerpo.
¿Quieres ser un adorador que adore en espíritu y verdad? Ofrece tu cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios cuidando tu cuerpo.

martes, 14 de febrero de 2017

QUE EL DIABLO NO TOME LUGAR EN TU VIDA

“Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo” (Efesios 4:26-27)

Es interesante que aun la imagen que el mundo tiene del diablo ha contribuido para que éste afecte la vida del hombre. La figura que concebimos del diablo es algo totalmente grotesco y la idea común es que su obra únicamente en aquellos que han osado hacer un pacto con él. Esto camuflaje le ha valido para echar abajo todo lo que Dios creó y afirmó como bueno. No hay nada en que Satanás no haya puesto su cuota para quitarle su propósito original y destruirlo.
Él toma las vidas de los hombres de una manera distinta. Influye en nuestras emociones, formas de pensar, conductas y hábitos. Nosotros asumimos que estas cosas son solamente asunto nuestro pero resulta que si lo fueran entonces fácilmente los podrías sacar de nuestra vida, sin embargo nos damos cuenta que no podemos. Es que no se trata únicamente de nosotros, es él quien ha tomado control de nuestras vidas incapacitándonos para disfrutar de la vida que Dios nos quiere dar.
¿Cómo destruimos esto? La Biblia señala que cuando venimos a Cristo, la obra del Espíritu Santo en nosotros se encargará de hacer esto. Dios terminará con el dominio que el diablo tienes sobre nuestras vidas. Sin embargo hay un asunto del que debemos tener cuidado y es el de darle lugar al diablo en nuestras vidas. Pablo nos da un ejemplo de cómo ocurre esto al señalar que cuando te enojas y no lo resuelves de manera inmediata le das lugar al diablo desde el cual afectará primero tu comunión con Dios y luego arruine tu vida y relaciones. 
Debes tratar diversas áreas de tu vida de esta manera. Identifícalas, usualmente son aquellas en las que percibes que están en caos y no están sujetas al Espíritu. Ora fervientemente por ellas y empieza a pedir la provisión de Dios para alcanzar la victoria que te ha sido prometida. Permite que la Palabra te confronte seriamente, no te excuses de tus pecados, tampoco te dejes amilanar por la tristeza o vergüenza. Decide que el diablo no tome lugar en tu vida.

lunes, 13 de febrero de 2017

O HABLAMOS LA VERDAD O NOS MENTIMOS

“Dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo” (Efesios 4:25)

Varios hechos puntuales que se destacan en este versículo.
1. “Dejen de decir mentiras”. Se habla de un hábito que debe abandonarse. Éste es el de hablar mentiras. Somos amonestados a no ser “mentirosos”. Nos resulta obvio que la mentira tiene en sí misma un carácter que indica que no debe ser parte en nuestro estilo de vivir.
2. “Digamos siempre la verdad”. Contrario a la actitud que se tiene frente a la mentira, se nos insta a hablar – y ojo a esto – siempre con la verdad. Se implica que la verdad conviene a nuestra manera de hablar de tal modo que siempre debe estar presente cuando hacemos uso de la palabra. “Siempre” es siempre. No debe existir ninguna situación en la que dejemos de hacerlo aun cuando ésta nos ponga en aprietos. Es la verdad y no de la media verdad que no es otra cosa que una mentira disfrazada que “sirve” para acallar una conciencia que va camino a endurecerse.
3. “Porque nosotros somos miembros del mismo cuerpo”. He aquí el propósito final para desechar la mentira y hablar con la verdad: somos miembros del mismo cuerpo. El significado de “miembros del mismo cuerpo” es extenso, es ser miembro de una familia, de un vecindario, de un centro laboral, de una comunidad, de una iglesia, de un país, de este mundo, etc. Porque somos parte de este cuerpo es que debemos hablar siempre la verdad con otros que también son parte del mismo cuerpo. Se los debemos y nos lo deben. 
Al considerar el significado de las palabras del apóstol y sus implicancias, no podemos ignorar que nuestro compromiso debe ser con la verdad. Somos responsables de usarla siempre y de exigírnosla los unos a los otros. Si no es así solamente nos queda la mentira y siendo miembros del mismo cuerpo esto resultara en un total desastre si la alentamos y le damos habitación en nuestras vidas. Frente al hecho de si “o hablamos la verdad o nos mentimos” queda claro que debemos decirnos siempre la verdad.

viernes, 10 de febrero de 2017

TÚ PARTE EN EL CAMBIO

Efesios 4:22-32
“Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos” (v.22).

Presta atención a la oración: “se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza”. ¿Cuál es la acción que se tiene que hacer y a quiénes les corresponde hacerla? La acción es quitarse el ropaje y le corresponde efectuarlo a los discípulos del Señor.
El Señor espera que haya un cambio en nuestras vidas, de hecho también nosotros lo deseamos, sino ¿para qué recibir a Jesús como Señor y Salvador de nuestras vidas? Pero de pronto nos sentimos confundidos y frustrado porque el asunto parece más complejo de lo que lo preveíamos. Y es que sucede así porque hay un problema de interpretación respecto a este asunto. Creemos que Dios hará todo el trabajo y que nosotros debemos de estar sentados como cuando vamos a la peluquería y esperamos que el peluquero haga su obra mientras nosotros permanecemos quietos el tiempo necesario.
Pero el trabajo del Señor se parece más al de aquel que limpia un campo y luego nos da las herramientas y semillas y nos dice que sembremos y cosechemos. Dios nos ha provisto nuevas condiciones de vida y nos ha dado las herramientas necesarias para lograrlo, de hecho también contamos con la ayuda de su Espíritu Santo para sacar adelante las cosas, pero el trabajo es nuestro. Debemos quitarnos el viejo ropajes para ponernos el nuevo y eso implica decisión, compromiso, esfuerzo y valentía… y esto mi hermano es lo que estamos llamados a hacer, Dios no lo hará por nosotros.
Dejemos de lamentarnos y sentirnos frustrados porque los cambios no están ocurriendo en nuestras vidas. Empieza por tu área de mayor frustración y con la ayuda del Espíritu planifica que es lo que tienes que hacer para lograr cambios en tu vida. Si haces esto, seguramente las cosas serán distintas de aquí a seis meses.

jueves, 9 de febrero de 2017

LA VERDAD, SÍ IMPORTA

Efesios 4:21-25
“Si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús” (v.21)

¿Nos interesa la verdad? Tras hacer una pequeña evaluación del mundo en que vivimos nos percatamos que no, no nos interesa la verdad. Nos sentimos cómodos viviendo engañados. Nos encanta auto engañarnos, pero ojo, no te permitas que te lo digan porque de seguro que te creará un grande malestar porque no nos gusta que nos digan mentiroso, es mejor creer que nuestra mentira constituye la verdad. Nos sentimos más seguros con esto.
La Historia de nuestro mundo se ha desarrollado de tal manera que cada época ha contribuido para ir resquebrajándola. Una grieta por acá, otra por allá, poco a poco y de manera intencionada se fue atentando contra ella hasta que quedó totalmente irreconocible e inservible. La paradoja es que pese a todo esto no sabemos vivir sin ella, y es que para justificar nuestras acciones apelamos a nuestra verdad para no reconocer que vivimos engañándonos. Que complejos somos los seres humanos… y que tan trágicamente extraños.
Para los cristianos, sin embargo, la verdad es importante y de una manera totalmente distinta que lo que para el mundo. Su valor reside en el hecho de que Cristo mismo es la VERDAD y que todo aquello que procede de él es VERDAD para quienes le seguimos. De allí lo trascendente que resulta para nosotros ser enseñados por él. Permanecer en la verdad es para nosotros permanecer en Cristo, esto es mantener una relación personal diaria con él. Es en esta posición en que somos enseñados en la verdad y nos volvemos indemnes a la mentira que el mundo proclama.
La verdad, si importa. Haz que tus acciones se sostengan sobre la VERDAD que es Cristo. Por tanto: Déjate enseñar por él.

miércoles, 8 de febrero de 2017

¿QUIEN ERES?

Juan 8:12-20
“Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (v.12)

El Señor Jesús despertó diversas inquietudes entre sus contemporáneos. La más importante tenía que ver con su identidad, así que en más de una oportunidad se le pregunto: ¿quién eres tú? y en cada una de ellas tuvo que contestar: “Yo soy…”. 
Realmente él sabía quién era y eso le facilitó su tarea, llevándolo a satisfacer las expectativas que le daba su identidad para dejar de lado aquellas que le querían imponer los hombres. ¿Recuerda aquella vez que le quisieron nombrar rey después de haber dado de comer a cinco mil personas? Conocer su identidad lo llevó a desestimar situaciones como éstas, pero además le permitió donarse enteramente sobre lo que consistió su verdadero propósito aquí en la tierra.
Y tú… ¿sabes quién eres? ¿Conoces tu identidad? Podemos empezar definiéndonos como hijos de Dios, salvados y regenerados por la sangre de Jesucristo. A la pregunta ¿quién eres? inmediatamente nuestra respuesta debe ser: “Soy un hijo de Dios”; y entonces a partir de ellos se debe definir tu propósito en este mundo. ¿Qué espera mi Padre de mí? es la segunda pregunta que deberías hacerte; y la tercera es ¿cómo espera mi Padre que desarrolle dicho propósito? 
Ya sabes quién eres…. ¿por qué no tomas tiempo para definir los otros dos aspectos que se implican a partir de tu identidad? Tu Padre está interesado en darte a conocer también sobre estos dos asuntos. Te animo a pedírselo y buscarlo en oración.

martes, 7 de febrero de 2017

PRIVILEGIADOS CON UN ALTO CARGO

1 Pedro 2:4-10
“También ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo” (v.5).

Es un honor ser colocado en un alto cargo. Ser llamado, porque alguien lo hace, significa que hay cualidades en ti que hacen que recaiga sobre ti tan tamaña responsabilidad, destacando entre ellas la honestidad y confianza que sin duda son fundamentales para tan privilegiada elección. ¿Cuál es el más alto cargo al cual te han invitado? ¿Qué cargo es al que aspiras?
Dios nos ha dado un alto cargo. Nos ha llamado a desarrollar un sacerdocio santo. ¡Esto es un enorme privilegio! El apóstol Pedro dice que esto significa “ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta”. ¿Puedes pensar en un cargo más importante que éste?... ¿Rey…Presidente? ¡NO….! Ciertamente son importantes, pero compararlos con el sacerdocio santo es totalmente absurdo.
¿Cómo debes asumir este cargo? Con humildad, la razón para esto es que tenemos que reconocer que no somos dignos de tal privilegio. ¿Podrías mencionar algunas cualidades por la que crees que eres el más adecuado para estar en la presencia de Dios como su sacerdote? Al igual como yo se te hará un nudo en la garganta porque no conseguirás ni siquiera dar una razón más o menos convincente para justificar tu selección. Sin embargo por gracia, por ese don inmerecido que Dios nos otorga hemos sido llamados como sus sacerdotes.
A lo anterior le debemos añadir responsabilidad, que no es otra cosa que comprometernos a la tarea. En lenguaje nuestro, esto significa consagrarse a la tarea del sacerdote. ¿Qué hace un sacerdote? Esencialmente (1) desarrollar la tarea de llevar a los hombres a la presencia de Dios, esto implicará darles a conocer el evangelio, orar e interceder por ellos; y (2) servirles, implicando esto proveer servicio para sus necesidades: espirituales, emocionales, relacionales, e incluso físicas.
Bien, ya hemos sido privilegiados con tan honroso cargo. Toca ahora poner manos a la obra. Dignifica a Quién puso su confianza en ti y te eligió.

lunes, 6 de febrero de 2017

VALES EL HIJO

1 Pedro 1:18-25
“Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto” (v. 18)

“Vales el Hijo” es realmente una revelación sorprendente de parte de Dios para nosotros. Quizás podría parecer para algunos una blasfemia, yo mismo tengo mucho temor al mencionarla, pero ¿esto significaría decir que, “valemos un Dios”?. Sí, porque sabemos que el Hijo es Dios, entonces la lógica resulta sencilla, “valemos un Dios”. Al decir “un Dios” lo mencionó así porque cuestiones sintácticas y no para significar que hay otros dioses, ni mucho menos para darle el sentido de “un dios” a la manera de los discípulos de Arrio.
No podremos detenernos por razón de tiempo para reflexionar la total dimensión de esta verdad, dejo a ustedes esa tarea, sin embargo me imagino al Padre preguntándose ¿quién podría hacer rescate por los hombres?, y luego hacerse otra pregunta como… ¿y cuánto valen estos que son obra de mis manos? Y de pronto exclamar… “¡Valen como nosotros!”. Seguramente que no fueron así los hechos, pero imaginarlos de este modo nos ayudara a darnos cuenta el valor que tenemos ante los ojos de Dios.
¿Qué piensas respecto a tu valor? No me equivocó al responder por ti y afirmar que no piensas lo mismo que Dios. Seguramente te ves a ti mismo y dice: “Yo… no valgo nada... si valiera algo entonces…”. Sé que es difícil darnos un auténtico después del precio que el mundo nos ha dado. Por años hemos vivido con una pobre autoestima que es comprensible que ahora mismo dudemos de lo que Dios nos dice… pero quiero decirte que sí puedes cambiarla. Él puso un precio para ti aun cuando te encontrabas en el último lugar de un viejo almacén de herramientas, allí corroído por el tiempo. El precio… él mismo en la persona del Hijo. Así que por favor no me digas que no vales… porque tú vales el Hijo.

miércoles, 1 de febrero de 2017

MAS QUE EL PAN

Deuteronomio 8:1-10
“La gente no vive solo de pan, sino que vivimos de cada palabra que sale de la boca del Señor” (v.3b)

Afirmar que el hombre necesita alimentarse no es una novedad. Es nuestra necesidad básica y todo lo que hacemos en la vida busca suplirla. Tal vez alguien consiga decir que el centro de su vida sea hacer dinero para vivir en lujos, pero definitivamente los tales son secundarios, lo que más necesita es alimentarse, todo lo demás carecería de valor sin una buena alimentación.
Aunque nuestro alimento no es únicamente pan, pero éste lo ha llegado a simbolizar perfectamente al punto de que alguna vez se hablaba de que cada niño viene con su pan bajo el brazo, frase muy conocida que con el transcurrir de los años percibimos que solamente era un engaño. Pan representa para nosotros todo lo que nuestro cuerpo necesita para poder desarrollar sus actividades con absoluta normalidad. Su presencia trae salud y nos permite alcanzar nuestros logros, su carencia trae enfermedad y postración.
Con todo lo que representa el concepto de pan, sin embargo este no es completo pues solamente se aplica a la satisfacción material del individuo y nosotros somos más que materia, somos esencialmente seres espirituales. No podemos negar este hecho que ha sido obvio y que no ha necesitado de prueba alguna a lo largo de los años de la existencia de nuestro mundo. Cada individuo se ha dado cuenta que saciarse del pan material no ha sido suficiente para llenar su vida y contentar a su ser. Dios sabe perfectamente esto, no olvidemos que él nos hizo así, es por eso que desde el comienzo nos alertó: necesitas mucho más que el pan para alimentarte, necesitas de la palabra que sale de mi boca. 
Si quieres tomar tu vida en serio no puedes desdeñar esta demanda. Nuestro mundo la ha ignorado y este hecho lo ha llevado a la situación por la que vivimos. ¿Cómo podemos pedir un mundo diferente cuando este se resiste a alimentarse de toda la palabra que sale de la boca de Dios? ¿Tal vez esté pasando lo mismo con tu familia, o que de ti? Empieza hoy a hacer el cambio.