miércoles, 23 de marzo de 2016

VIVIENDO SIN AFANES

Mateo 6:25-34

“Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten” (v.33 NTV)

El afán es ese deseo vehemente que divide tu mente no permitiéndola que funcione como un todo. Ocasiona angustia, una preocupación indesmedida que puede hasta enfermarnos y perjudicar nuestro total rendimiento. Ocurre usualmente cuando no hay dinero para asumir las deudas o compromisos propios que demanda el ser ciudadanos de esta tierra. 
Hemos visto un sinfín de consejos que buscan evitarnos el afán. ¿Funcionan? En realidad nunca, puede que al comienzo nos den cierto tipo de descanso pero en líneas generales no consiguen hacerlo. En tanto vivamos en este mundo, enfrentaremos situaciones de crisis que siempre serán puertas abiertas para dar la bienvenida al afán. ¿Habrá alguna solución?
El Señor no evita hablar sobre este tema. Él es consciente de que el afán del hombre es el resultado de las demandas materiales como el comer, beber y vestir. Las acepta, sin embargo considera el afán como algo inútil y enfermizo. “El afán es de aquellos que no tienen un padre, pero no de aquellos que tienen un Padre Celestial” es lo que nos dice. ¿Puede el hijo del dueño del Banco más importante del mundo sentirse preocupado por lo que ha de comer, beber y vestir? ¡Sería algo ridículamente absurdo! ¿No lo somos acaso los hijos de Dios?
Tenemos que reconocer sin embargo que nos afanamos por obstinados, por querer hacer las cosas a nuestra manera. ¿Qué es lo que nos pide el Señor? Aquí está: “Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten”. ¿Resulta esto confuso? Tal vez necesitas sentarte y reflexionar no solamente sobre el significado de estas palabras sino además por el cómo puedes hacerlo real en tu vida. Los resultados… bien valen todo este esfuerzo. Bienaventurado eres si haces esto.

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