lunes, 25 de enero de 2016

UN SELLO EN EL CORAZÓN

Cantares 8:5-7

“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el Seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían” (vv.6-7).

¿Es tu amor a tu cónyuge como un sello puesto en su corazón? Si eres aún un joven soltero, ¿aspiras a que tu amor a futuro cónyuge sea de esta naturaleza?
En la antigüedad los sellos eran usados por los reyes. Obviamente el material del cual se hacía era distinto a los sellos modernos, sin embargo el principio era el mismo, el sello daba autoridad a una carta o mensaje y en ese sentido garantizaba que era de su propiedad. Pero además su sello en un decreto era una forma efectiva de evitar que otra persona lo alterara. En ese sentido el sello evitaba que alguien pudiera corromper o alterar su contenido. 
Ser un sello en el corazón del amado implica precisamente en primer lugar decirle “mi amor solamente pertenece a ti” pero también, “no habrá nada que corromperá ese amor que tengo por ti”. El sentido de propiedad y autoridad, pero también el de pureza que hará de la relación algo que llenará totalmente las expectativas de Dios cuando dijo: “y ya no serán más dos sino una sola carne”.
¿Es tu amor así? ¿Estás trabajando para conseguirlo? Algunos consejos que hoy leí podrán ayudarte a lograrlo. Tienes que evitar los “rompedores de sellos”. Éstos son tres: (1) el amor condicional, que dice “te amaré si…” (2) Es el derecho, “tengo derecho a esperar o recibir X, Y o Z…” (3) Es el amor basado en los sentimientos. “No siento amarte ahora.” Has que tu amor sea un sello en el corazón de tu amado (a)

viernes, 22 de enero de 2016

UN DIOS QUE CORRESPONDE

Deuteronomio 7:6-11

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (v.9).

Dios invita a Israel a conocerle… ¿qué era lo que tenía que conocer de él? Primero que es Dios, luego a reconocer su carácter: él es fiel y que su fidelidad se ve expresada en el hecho de que guarda su pacto y misericordia hasta mil generaciones. 
El centro de tal invitación está en el conocerle. Él quiere que Israel tome tal decisión y que se lance a este camino. Pero tal invitación requiere una respuesta que resulta siendo una condición, ellos tienen que amarle y guardar sus mandamientos. “Me conocerás como un Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia hasta mil generaciones, pero tendrás que amarme y guardar mis mandamientos para conocer esto” es lo que en definitiva le dice el Señor a Israel. 
Nos gustaría conocer a un Dios así. Sería algo glorioso, totalmente indescriptible en palabras. Oh pero esto no es una cuestión liguera pues depende de cuan dispuestos estemos para mostrarle nuestro amor por medio de una obediencia perfecta. Digo obediencia perfecta porque algunos tenemos la idea que obediencia a Dios es hacerlo a nuestra manera y no a la manera de él, entonces esto resulta en un engaño en contra nuestra porque nos impide conocer a Dios y mucho menos su fidelidad.
Conocerle es amarle con intensidad, sin discriminar sus mandamientos y con una gozosa actitud. Cuando todo esto actúe a nuestro favor conoceremos a Dios y entonces, solo entonces aprenderemos que es Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia hasta mil generaciones.

jueves, 21 de enero de 2016

EL BENEFICIO DE AMARLE

1 Corintios 2:6-16

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”(v.9).

Isaías fue el primero que hizo mención de estas palabras y lo hizo en un contexto de juicio para Israel. Leamos: “Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían. Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos. ¿Cómo podremos ser salvos?” (Is.64:4-5). Pablo haría una pequeña variación para cambiar “quiénes en él confían” por “para los que le aman”. Interesante porque se resume aquí el amor en los términos de confianza. Quien confía, da, entrega todo y eso es amor. 
Dios ha preparado grandes e inimaginables beneficios a quien le ama. Mientras los demás se encuentran en una situación de juicio, quienes aman a Dios participan de algo totalmente distinto. 
¿Qué es esto distinto? Para el apóstol es una vida de plenitud bajo la dirección del Espíritu Santo: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (v.12). Pero también: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (v.16).
¿Puedes meditar en todo lo que eso significa? En realidad solamente lograrás conocer la profundidad de esta verdad en la medida que tu amor crezca por él. Solamente ello te permitirá llegar a los límites, si es que un día lo logras, de los beneficios que Dios da a los que le aman.

miércoles, 20 de enero de 2016

EL AMOR DE CADA DÍA

Jeremías 31:1-14

“El Señor se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (v.3).

No siempre las circunstancias nos son favorables y podemos llegar a cuestionar el amor de Dios. Esto es lo que le estaba pasando a Judá. La primera deportación se había realizado y la situación actual no era buena pues los gobernantes puestos por Nabucodonosor no estaban en la línea de aceptar su dominio. Con la amenaza de una próxima y definitiva invasión, las circunstancias no hablaban precisamente del amor de Dios.
Pero, Dios ama a Israel, y este pasaje sirve para expresarles del amor cotidiano que ha tenido por ellos “te he amado con amor eterno” les dice, algo que podríamos interpretar como “te amo cada día”. Y entonces les da a conocer como ese amor se ha ido desarrollado en su historia y como se seguirá ejecutando en su futuro. Porque aun los malos tiempos suelen ser una muestra del amor de Dios para que nuestro futuro pueda ser mejor. Esto es verdad sobre todo cuando como Judá nuestro presente es de rebeldía a Él.
Pero hay algo en este amor diario que da Dios, es un amor que se expresa en misericordia. “Te prolongue mi misericordia” dice que él los ama a pesar que no se lo merecen y que la única razón para amarlos está en su propia naturaleza y no en las acciones que ellos han hecho a lo largo de la historia. Su diario amor es también un amor inmerecido y esto es increíble.
Las palabras de Dios por medio del profeta también son para nosotros. Nos debe de servir como un recordatorio a fin de ser agradecidos por todo lo que hace en nuestra historia. Piénsalo, durante toda nuestra vida nos ha perseguido su amor, aun cuando en nuestra rebeldía nuestras manos se levantaron contra él. ¡Qué amor… qué maravilloso amor!

martes, 19 de enero de 2016

LA VERDADERA LIBERTAD

Gálatas 5:1-14

“Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”(vv. 13-14).

Pablo discute el tema de la libertad en esta sección. “Si usamos nuestra libertad para volver a esclavitud (volver a la circuncisión), hemos caído de la gracia” afirma el apóstol; concluye diciendo: “De Cristo os desligasteis”. Entonces la verdadera libertad no debe ser una ocasión para volver a la esclavitud del pecado.
Pero, él afirma algo más, la verdadera libertad debe llevarte a servir a los demás con amor. Y aquí en este contexto implica que no haré caer a mis hermanos pequeños de tal forma que los aparte de la fe. La situación en Galacia se había puesto de tal magnitud que como afirma el apóstol no solamente se estaban comiéndose y devorándose sino que además existía el peligro de destruirse unos a otros. 
Cuidar lo que hacemos o decimos para evitar hacer caer a nuestros hermanos parece ser una cuestión que no la interpretamos como un acto de verdadera libertad y mucho menos como un acto de servirle en amor. Es que estamos tan acostumbrados de hacer lo que queremos que no nos damos cuenta de las veces que estos actos han revelado nuestro egoísmo y falta de amor… y también que seguimos siendo esclavos. Llevemos pues la libertad a este nuevo nivel.

viernes, 15 de enero de 2016

DÁNDOLE VALOR

1 Corintios 13:1-8

“Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; ¡soy como una campana desafinada! Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios sea capaz de mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás” (vv.1-3).

Con el transcurrir del tiempo solemos perder la motivación correcta, aquella que no llevó a desear o a buscar el trabajo que nos encontramos haciendo. Entonces poco a poco en la medida que vamos perdiendo dicha motivación, también perdemos la pasión que va relacionada con ella.
Así ocurre también en la vida cristiana y de forma especial en el servicio cristiano. Al comienzo es el amor al Señor lo que nos impulsa a hacer las cosas. Nos sentimos apasionados por el ministerio que se nos ha sido encomendado ya que este amor tiene la capacidad de generar una dinámica interior muy importante en nuestra vida. Lamentablemente con el transcurrir del tiempo esto se va perdiendo y entonces surgen motivaciones como la calidad, la obligación, el programa, la fama, y otros tantos que aunque pueden conseguir mantener nuestro servicio ya no son suficientes de cara a Dios. El Señor no aceptará como motivación nada que sustituya el amor, y no cualquier amor sino el amor que él ha derramado en nuestro corazón. No hay valor en las cosas hechas en el servicio cristiano si estas no son motivadas por el amor. Démosle pues un sentido a lo que hacemos… HAGAMOSLO CON AMOR.

jueves, 14 de enero de 2016

UN AMOR RENOVADO

Sofonías 3:9-20

“Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos” (v.17)

El contexto de estas palabras refiere a la futura redención de Jerusalén. El profeta alude a un Dios que una y otra vez ha advertido a su pueblo acerca de las consecuencias de sus rebeliones y que por fin cansado de esperarlos se levantará para castigarlo y llevarlos al exilio. Sin embargo sus palabras también son esperanzadoras para los que aman Jerusalén, Dios se guardará un pueblo humilde y pobre, el cual confiará en el nombre de Jehová (v.12). Es por medio de ese pueblo que levantará nuevamente a Judá y son ellos los que tienen que poner atención a las palabras mencionadas por el profeta en el verso diecisiete.
Es importante poner atención a este contexto porque señala a quienes Dios renueva su amor. Un amor renovado es el deseo de todo hijo de Dios, sin embargo no todos lo alcanzan porque no entienden que se les exige ser parte de un pueblo humilde y pobre, que confié en el nombre de su Dios. ¿Acaso la iglesia no es ese pueblo? nos preguntaremos. Una respuesta honesta nos dirá que no esto no ocurre en toda iglesia local. Hay quienes nos conducimos a la manera de Judá.
De hecho Dios quiere renovar nuestro amor. Él quiere cambiar el amor de hombres pecadores para poner su amor en nuestros corazones. ¿Qué hacer? Esforcémonos por ser parte de ese pueblo humilde y pobre que confía en su Nombre.

miércoles, 13 de enero de 2016

DOS DIRECCIONES

1 Juan 4:16-21

“La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar. Nosotros amamos a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero. Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. Y Jesucristo nos dio este mandamiento: "¡Amen a Dios, y ámense unos a otros!" (vv. 18-21).

El amor cristiano se caracteriza porque es en dos direcciones: amamos a Dios y amamos al hermano; en ese orden. 
El apóstol Juan declara que el amor a Dios a y los hermanos no son mutuamente excluyentes sino por el contrario son mutuamente complementarios, el uno no se da sin el otro. Primero es el amor a Dios, él es nuestra fuente de amor que nos conecta con los hermanos. Luego viene el amor a los hermanos que es una consecuencia inmediata que surge de la naturaleza de Dios de tal manera que resulta imposible que alguien diga que es de Dios y no ame a su hermano. Este amor al hermano resulta siendo complementario al amor de Dios en tanto es una evidencia de que realmente Dios está en nosotros.
Es interesante lo conveniente que resulta en la práctica afirmar que se ama a Dios pero a su vez no llevarse bien con el hermano. Obviamente no es una costumbre moderna, siempre ha habido en la iglesia quienes han buscado deshacerse de su amor al hermano porque ciertamente les resulta más fácil amar a quien no se ve que al que se ve, cosa absurda a la lógica mental del apóstol y a la Palabra. Razonamiento mentiroso dice Juan, así que obedeciendo a su enseñanza y al mandamiento: ¡Amemos a Dios y amémonos los unos a los otros”.

viernes, 8 de enero de 2016

RELACIONES DIFERENTES

Filipenses 2:1-11

“Estoy seguro de que Cristo les ha dado a ustedes poder para animar a los demás. El amor que ustedes tienen los lleva a consolar a otros, y sé que todos tienen el mismo Espíritu y son compasivos. Por eso les pido a todos ustedes que me hagan totalmente feliz, viviendo en armonía y amándose unos a otros. Pónganse de acuerdo en lo que piensan, deseen las mismas cosas.” (vv.1, 2).

¿Cuál es el resultado de la obra de Cristo en la vida del hombre? Definitivamente responderemos que es la salvación. Pero la salvación es un concepto erróneo si solamente se considera como escapar del infierno. Por el acto de salvación entendemos que Dios ha puesto su Espíritu en nosotros renovándonos para vivir una vida diferente aquí en la tierra, para experimentar relaciones diferentes.
Pablo así lo ha entendido. Cristo nos ha dado el poder para animar a otros, un amor que no lleva a consolar a los demás y lo que es mejor la capacidad para vivir en armonía pensando y deseando las mismas cosas. ¡Esto es tremendo! ¡No debemos de estar en los cielos para experimentar una vida así!
La iglesia debe ser un lugar en la que las relaciones tienen que ser distintas. Leía hoy un párrafo que dice: “Ya no tenemos que relacionarnos con egoísmo, orgullo, sin armonía, conflicto, rabia, envidia y dureza. Cristo ha abierto la puerta para poder amarnos como Él nos ama; buscar el bien de otros por encima de nosotros mismos; querer entender los pensamientos e ideas de los demás sin tratar de promover la propias; aprender a identificar las cosas que nos unen; poner nuestras energías para servir a Cristo sirviendo a otros, y así tener esa profunda amistad con los demás”. Esto y más están al alcance de la iglesia.
Que como iglesia explotemos aquello para lo cual Dios nos ha salvado. Vivamos relaciones diferentes. ¿Qué cambios harás en tu vida para que esto sea posible?

jueves, 7 de enero de 2016

ENTREGA

1 Juan 3:14-18

“Pero nosotros sabemos lo que es el amor, porque Jesucristo dio su vida por nosotros. Así también nosotros, debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos en Cristo. Si un rico ve que alguno de su propia iglesia tiene alguna necesidad, y no lo ayuda, ese rico no ama como Dios ama. Hijos míos, no solamente debemos decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio de lo que hacemos.” (vv. 16, 18)

El apóstol Juan nos desafía a expresar el amor de la única forma como se puede dar a conocer: Se ama entregando la vida. Este fue la manera como Cristo manifestó su amor para con nosotros, él nos entregó su vida y aparece como el alto ejemplo a seguir. Dios no espera un amor menor de sus hijos. “Dices que amas”, entonces entrega tu vida por tus hermanos.
Pero para que esto no aparezca algo etéreo imposible de alcanzar, Juan nos indica una forma muy práctica acerca de cómo este amor puede realizarse dentro de la iglesia. “Si tienes bienes de este mundo y ves que tu hermano tiene necesidad…ayúdalo”, dice el apóstol. Así estarás amando a la manera de Cristo. 
Quizás nunca tengamos la oportunidad de dar la vida por un hermano. Esto podría llevarnos a disculparnos cuando se nos exija cuentas acerca del amor que hemos brindado. Sin embargo, siempre habrá oportunidad para dar de nuestros bienes para ayudar a un hermano que se encuentra en necesidad. ¡Nunca habrá excusa cuando Dios nos pregunte acerca del amor que hemos dado!
¿Amar? No se trata de palabras, se trata de entrega.

miércoles, 6 de enero de 2016

EL AMOR SINCERO

1 Pedro 1:13-25

“Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros” (v.22)

¿Cómo lograr amar con sinceridad? Quiero pensar que aun para los de duro corazón el amor es una necesidad y que ellos también en algún momento se han hecho esta pregunta.
Un amor sincero, ¿es posible? Y si lo es, ¿lo es para todos? En primer lugar debemos de afirmar que el amor sincero es el amor que se brinda de todo corazón, con ello se expresa su profundidad pero también la veracidad de la misma. El amor de todo corazón no es un amor fingido que oculta propósitos perversos.
Pedro dice que quienes pueden amar así son los que han sido purificados a causa de obedecer la verdad. Estas palabras hacen referencia al nuevo nacimiento que ocurre cuando recibimos el mensaje del evangelio contenido en la Palabra de Dios. Así el apóstol afirma: “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (v.23). Entonces no se trata de algo que hacemos por nosotros mismos sino que este amor es el resultado de la habilitación que hemos recibido a causa de haber nacido de nuevo. 
Todo el que ha nacido de Dios debe alegrarse con esta buena noticia: ¡Podemos amar sinceramente! Sin embargo, ¿nuestro amor corresponde a la descripción dada por Pedro? Casi siempre nos sentimos confundidos porque nos cuesta expresar un amor así. Frente a esta realidad que nos paraliza debemos aceptar que más está en nuestra renuencia a actuar como nuevas criaturas que al hecho de que no estemos creados para ello. Tener la correcta disposición hará que por fin seamos personas de una amor sincero. Que ésta sea la tarea a cumplir.

martes, 5 de enero de 2016

¡SÍ MEREZCO!

Romanos 5:1-11

“Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (v.8)

Es un hecho declarado por las Escrituras y confirmado por nuestros corazones que no merecemos el amor de Dios. Pablo resume esta verdad en este versículo, algo que de manera extensa ha explicado a lo largo de los primeros capítulos de este libro. 
El hombre es pecador, no importando nacionalidades ni razas todos ellos son descendientes de Adán y a lo largo de la historia de la humanidad este ha sido el denominador común en sus vidas (v.12). El cómo las diversas culturas la tipifiquen o el que algunas hayan sido menos grotescas en la forma de expresarlo no exime a la humanidad: todos han pecado.
En esa condición nos encontró el Señor y ese fue el escenario en que nos amó. Su hijo murió por nosotros para traer salvación a nuestras vidas y este definitivamente por las condiciones antes mencionadas es algo que no merecemos. Sin embargo, hay algo que si merecemos, merecemos responder con gratitud a Dios por todo este amor que nos ha sido dado inmerecidamente. Merecemos darle tiempo de servicio, una vida de santidad y de obediencia. Merecemos mirar a la cruz y arrancar con ello el dominio del pecado en nuestras vidas. Esto sí merecemos hacer.
No merecemos el amor de Dios, pero él si se merece que lo amemos y todo lo nuestro sea suyo: “Y el murió por nosotros para que todos los que vivan no vivan por sí mismos sino por El, quien murió y se levantó de nuevo por nosotros.” (2 Cor.5:15). ¿Cómo responderás a su amor?

lunes, 4 de enero de 2016

LO QUE NECESITO HACER

Miqueas 6:1-8

“¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte delante de Dios! (v.8)

Si nos preguntaran cómo puedes demostrar tu amor a Dios al dar nuestras respuestas seguramente caeríamos en los mismos errores en los que Israel cayó. Leamos lo que nos dice el profeta acerca de la respuesta de ellos: “¿Con qué me presentaré ante Jehová y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?” (vv.6, 7). 
En apariencia es una buena respuesta. Es como si alguien hoy dijera: “yendo a los servicios de la iglesia, llevando mis diezmos y ofrendas, desarrollando algún ministerio en la iglesia”. ¡Y cómo no podría ser esta una buena respuesta! Sin embargo, para nuestro asombro, no es una buena respuesta.
El profeta no nos deja a ciegas y entonces nos revela lo que Dios exige de nosotros como una muestra de que lo amamos. Tres quehaceres o prácticas concretas: (1) hacer justicia, esto es que tú actuar sea correcto ante los ojos de Dios y de los hombres. Para hacer esto tienes que asegurarte que tu obrar corresponda a las normas de Dios; (2) Amar misericordia, esto tiene que ver con el hecho de que la misericordia debe ser la motivación de tus actos, debes ser movido por la bondad y no por el afán de destruir a otros; y (3) La humildad en tu relación con Dios, la cual te lleva a someterte a su voluntad y a una obediencia al doscientos por ciento. No podemos dejar de anotar para ser fieles al texto que Dios exige “practicar” lo cual demanda que esto sea un estilo de vida en nosotros.
Ahora que ya sabemos cómo amar a Dios ¿cuáles serán los pasos que daremos para expresar nuestro amor al Señor?

viernes, 1 de enero de 2016

NECESITAMOS FE

Hebreos 11:1-16

“Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Por ella alcanzaron un buen testimonio los antiguos” (vv.1-2)

El autor de Hebreos nos señala la necesidad de la fe. Podemos hacer la siguiente lista:
• La fe abre nuestros ojos para comprender las cosas que no podemos ver.
• Pone en nosotros una absoluta convicción sobre asuntos que otros no tienen.
• Nos permite alcanzar un buen testimonio delante de Dios.
• Nos lleva a creerle a Dios de tal manera que somos conducidos a la obediencia aun en asuntos imposibles.
• La fe te compromete con proyectos de vida aun cuando no le veamos concluidos. Le ocurrirá a nuestras generaciones.
• Trae bendición sobre nosotros y también para con nuestro prójimo. Nos conduce a una vida de provecho.
• Te conduce a entregar tu vida a una causa mayor, de carácter celestial.
• Te lleva a ver cosas sobrenaturales.
¿Es una certeza sin fundamento? Definitivamente no. Ésta se basa en un Dios viviente, que es Omnipotente y además galardonador de todo aquel que le busca. Créelo y vivirás en otro nivel.