1 Corintios 2:6-16
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”(v.9).
Isaías fue el primero que hizo mención de estas palabras y lo hizo en un contexto de juicio para Israel. Leamos: “Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían. Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos. ¿Cómo podremos ser salvos?” (Is.64:4-5). Pablo haría una pequeña variación para cambiar “quiénes en él confían” por “para los que le aman”. Interesante porque se resume aquí el amor en los términos de confianza. Quien confía, da, entrega todo y eso es amor.
Dios ha preparado grandes e inimaginables beneficios a quien le ama. Mientras los demás se encuentran en una situación de juicio, quienes aman a Dios participan de algo totalmente distinto.
¿Qué es esto distinto? Para el apóstol es una vida de plenitud bajo la dirección del Espíritu Santo: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (v.12). Pero también: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (v.16).
¿Puedes meditar en todo lo que eso significa? En realidad solamente lograrás conocer la profundidad de esta verdad en la medida que tu amor crezca por él. Solamente ello te permitirá llegar a los límites, si es que un día lo logras, de los beneficios que Dios da a los que le aman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario