jueves, 14 de abril de 2016

REMEDIO CONTRA EL TEMOR

2 Timoteo 1:3-11

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (v.7).

Definitivamente el temor no viene de Dios. Si así lo fuera, Él no nos hubiera dado el remedio para arrojarlo muy lejos de nuestra vida.
Sentimos temor por varios motivos. Algunos podrían considerarse razonables e incluso pueden provenir de situaciones impuestas por Dios, como cuando el Señor nos invita a abrir una obra en un campo en donde hay bastante delincuencia; otras, escapan de este tipo de justificación, como cuando sentimos vergüenza de identificarnos como cristianos entre nuestros amigos universitario o colegas de trabajo. Esto último es lo que le parece le estaba ocurriendo a Timoteo (v.8).
El temor se sostiene en la falta de fe. Se levanta a partir de nuestras dudas acerca de lo que Dios está haciendo o de que Él pueda hacer algo a través de nosotros. Entonces nos paralizamos y como no podemos explicarlo, agachamos la cabeza llenos de vergüenza. ¿Te has sentido así algunas veces? 
Dios sale en nuestra ayuda para levantarnos de esta postración. Él nos ha dado un espíritu de poder, éste no es sólo una sensación producida por algo como “sí se puede” sino es algo absolutamente real que viene de lo alto; nos ha llenado de un profundo amor por los demás; y por último, hemos sido dotados de auto control para superar toda vicisitud. Como alguien afirma: “Son el ‘yo puedo” de Dios para responder a tus “no puedo”.
Dejemos de lado todo espíritu derrotista. Él nos ha dado el remedio para que nada nos detenga. Vayamos en pos de las metas y objetivos que tiene para nosotros. Nada nos podrá detener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario