lunes, 4 de abril de 2016

SE SALVO

Romanos 10:1-15

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (v.13).

El caminar del hombre en la tierra es infructuoso si a su salida de ella no trae consigo una esperanza firme en cuanto a su futuro. Somos personas que trascenderemos a todo lo que tenemos en nuestro presente, a esta temporalidad. La muerte nos abrirá paso precisamente a ese nuevo mundo que muchos pretenden ignorar sea porque confiesan un ateísmo recalcitrante o porque sencillamente consideran que pueden llegar a disfrutarlo siguiendo sus propios criterios.
Pablo dirige a los judíos estas palabras, gente muy celosa respecto a los asuntos de Dios pero que lamentablemente han mal orientado dicho celo al punto de dejar el plan de Dios para su salvación buscando salvarse siguiendo sus propios criterios, “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (vv.2-3). Trágica situación porque su empecinada actitud los llevó a dejar de lado a Jesús por cuanto al buscar establecer su medio para ser hallados justos delante de Dios, dejaron de lado al Señor por quien únicamente el hombre alcanza salvación.
“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”, es una advertencia para todos los que en el presente tienen una conducta como los judíos a los cuales Pablo habla. No que sean malas personas, no que según el criterio del mundo sean personas perversas, pero sí que trágicamente han elegido el mismo camino labrándose su propio camino para salvarse. A quienes han puesto su esperanza futura es necesario que conozcan la fragilidad sobre la cual están haciendo depender su trascendencia. Sólo reconocer a Cristo como nuestro Señor nos da verdadera certeza, él es medio por el cual todo hombre es hallado justo delante de Dios. Oremos para que los nuestros puedan tomar esta decisión.

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