Salmos 37:1-9
“Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia” (v.7a).
Cuando pasas por pruebas sueles hacerte una serie de preguntas. Todas estas son el resultado de tu impaciencia. No entiendes cómo es que todo se está saliendo de control, incluso parece que al mismo Dios se le está escapando las cosas de las manos. La situación se agrava porque tus preguntas son dirigidas a Él y él calla, está en silencio. ¡Señor estás allí….!
Entonces tu ánimo se exalta y empiezas a perder los papeles. ¿Qué es lo que haces? Buscas asumir el control, tratas tú mismo de salir del foso, pero te das cuenta que no puedes y te llenas de ira contra ti mismo porque no eres capaz de hallar soluciones, pero también lo harás contra Dios porque no entiendes porque calla. Déjame decirte que esto es típico en una prueba. Estás pasando por una y lo natural es que Dios calle. ¿Significa esto que no está haciendo nada? No, él está haciendo algo, pero sí significa que no entiendes lo que está haciendo. No haga el esfuerzo, no lo entenderás, y el entenderlo tampoco solucionará tu dolor.
¿Qué debemos hacer para recuperarnos en estas circunstancias? Lo que el salmista nos señala: “Sé paciente y espera las obras del Señor”. Necesitas permanecer confiado en que él hará. El salmista afirma que en estos tiempos algo que más requerimos es “deleitarnos en él” (v.4) esto es buscar estar en su presencia. Por eso guarda silencio, quédate quieto, ora, observa, escucha, adora, agradécele. No se nos pide nada más sino que esperar con paciencia en él. Te animo a que te esfuerces en este propósito... no temas, ÉL HARÁ.
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