“Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que le buscan. Bueno es esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos” (Lam.3:25-26).
Quizás las palabras del profeta sean lo único que necesitas en este momento. No tienes por qué dar rienda suelta a tus pensamientos buscando respuestas a preguntas que no has podido contestar hasta ahora. Hay ya demasiada angustia acumulada producto de todo este vano ejercicio. Solamente necesitas escuchar al profeta: toma un tiempo a solas con Dios y espera.
La confianza es una tarea que se manifiesta en el esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos. No parece ser una exigencia difícil de hacer, sin embargo resultará en una prueba para tu fe en el Señor porque está en nosotros el querer tener el control de las cosas. Pero, ¿en verdad quieres seguir haciendo esto y prolongar tu angustia cuando el Señor te dice: “espera calladamente que vengo para salvarte”?
Demos un nuevo giro a nuestras vidas. Decidamos que nuestro mejor tiempo será estar callados en la presencia de Dios.
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