lunes, 15 de febrero de 2016

SOBRE TODO QUE PROFETICES

1 Corintios 13:13-14:6

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis.” (v.1)

Las palabras profetas o profecía suelen causarnos temor dentro del seno de la iglesia. Pablo lo considera la profecía como uno de los dones que Dios ha entregado a la iglesia por lo que sin duda al igual que todos los dones tiene su lugar en el desarrollo que ésta haga en el mundo. Para el apóstol así lo es, ¿lo será también para nosotros?
La razón por la que nos sentimos inquietos es porque pensamos que ésta tiene que ver con predecir el futuro y han surgido tantos charlatanes y adivinos a lo largo de la Historia Cristiana (los hay también ahora) que han hecho daño a la iglesia sumiéndola en el engaño y el error. Sin embargo, una correcta comprensión de a lo que se refería Pablo con el don de profecía nos descubre lo valioso que es para su ministerio (el de la iglesia), a su vez que también nos permite reconocer por qué el apóstol demanda que procuremos sobre todo profetizar.
La profecía ofrece palabras de edificación, exhortación y consolación esa es la esencia del don y cuando a ello se le une el ser administrado en amor resulta siendo un poderoso instrumento de Dios para su iglesia. Piense en su iglesia local, ¿cuántos no están a la espera de una palabra de edificación, o cuántos no necesitan ser amonestados y alentados, o por último cuántos no necesitan ser consolado por la Palabra Escrita? ¿No es cierto que por lo menos el cincuenta por ciento de la membresía de su iglesia necesita del ministerio de un profeta? Procuremos pues los dones espirituales, pero sobre todo el de profecía.

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