1 Corintios 16:13-18
“Todas vuestras cosas sean hechas con amor.” (v14)
“Es el secreto de la casa” es lo que suelen decir cuando después de degustar tu plato favorito en algún restaurante haces la pregunta ¿qué ingrediente es lo que hace que esto sea mucho más delicioso que lo que como en casa? Obviamente es un riesgo hacer una pregunta así delante de la esposa. “Es el secreto de la casa” le responderán a fin de que usted vuelva en otra oportunidad, hecho que sin duda acontecerá. Volverás y seguramente esta vez lo harás con la esposa.
Al meditar en las palabras del apóstol no pude evitar de pensar en lo mismo. “Hay un secreto de la casa” que le es propio a todas las acciones que desarrolla un hijo de Dios y que hace que quienes se relacionan con ellos vuelvan una vez más o que los consideren dignos de confianza para iniciar una profunda relación. Ese secreto es el amor, obviamente no es el amor tal como el mundo lo da, sino ¿en qué sería diferente? Todo lo que hacemos debe ser hecho con amor, nuestra manera de pensar, de alentar, de hacer juicios, de hablar; absolutamente todo debe ser hecho con el AMOR DE DIOS.
Cierto que así como el chef famoso demora para contar con su propio “secreto”, en la vida cristiana solamente algunos llegan a tener una vida así. Sabemos todos estamos llamados a que todo lo que hacemos sea hecho con amor, lamentablemente no todos parecen estar dispuestos a construir sus vidas de esta manera. Que las palabras de Pablo constituyan un renovado mandato para nosotros: HAS TODO CON AMOR.
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