viernes, 27 de mayo de 2016

AMOR QUE NO CONDENA


Juan 3:13-25
“Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que cree en Él no es condenado (juzgado); pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito (único) Hijo de Dios” (vv.17-18 NBLH).



Siempre se ha destacado el versículo dieciséis. Cómo no hacerlo sí en él se expresa lo inconmensurable que es el amor de Dios para con el hombre pecador: Dios entregando a su único Hijo, su Amado, para morir en una cruz a fin de que todo hombre no se pierda. 
Dios nos ama y no quiere nuestra condenación. Esta es la realidad que todo hombre debe enfrentar debido a su situación natural delante de Dios. Todo hombre es pecador y tiene que estar ante el trono de Dios para dar cuenta de esta condición. Obviamente a un Dios Justo y Santo no se le escapará absolutamente nada por lo que seremos declarados culpables y condenados a pasar la eternidad en el infierno. Es de esto que precisamente el AMOR de Dios nos ha librado… ¡Y a qué costo!
Así que lo lógico sería que creyéramos en Jesús como nuestro Amante Salvador y aceptáramos vivir para él, ¿no lo crees? Lamentablemente la realidad es otra y a pesar de todo lo que se nos ha dado, algunos han tomado la decisión de seguir adelante con sus vidas rechazando el amor de Dios a través de su Hijo Jesús. Obviamente tal situación hace irremediable la condición de ellos y como afirma nuestro texto “ya han sido condenados”. 
Que los hombres no sean condenados es el propósito del amor de Dios. La iglesia tiene este mensaje para compartir. Debemos continuar en la tarea a la espera de que algunos lo entiendan y por fin puedan escapar de la condenación. Dios nos ha dicho que así sucederá.

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