1 Pedro 2:18-25
“Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero a fin de que nosotros, habiendo muerto a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus heridas habéis sido sanados.” (v.24 RVA)
La falta de salud nos hace objetos de la enfermedad, y está dependiendo de la gravedad nos trae postración y dolor. Hay un estilo de vida nada agradable ante el cual nos somete la enfermedad. Pedro tiene en mente al pecado cuando habla de nuestra sanidad. El pecado precisamente es la condición, que como afirma el apóstol a lo largo de este capítulo, nos genera un estilo de vida caracterizado por comportamientos contrarios a Dios. Los deseos carnales tomaban posesión de todo nuestro ser y estos se expresaban en las más grotescas y variadas formas. No teníamos escapatoria, estábamos enfermos. La realidad presente, sin embargo, para todo hijo de Dios (y es lo que Pedro insistentemente busca decir) es que ya no estamos enfermos: “Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto”….Porque “Por sus heridas, ustedes son sanados”. Hoy podemos vivir rectamente, estamos capacitados para llevar un estilo de vida que agrada a Dios, no existe limitación alguna. Saquemos pues esa telaraña de engaño que nos ha puesto el Diablo para que podamos disfrutar de nuestro estado de sanidad. Recuerda que el Señor nos dijo que la vida que él da es una vida abundante.
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