jueves, 26 de mayo de 2016

EL HOMBRE NECESITA VOLVER A DIOS.

Hechos 26:12-18
“Para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (v.18).

El hombre tiene una gran necesidad: volver a Dios. 
La Biblia revela la condición natural de todo ser humano: vive en tinieblas, sujeto al poder de Satanás. ¿Qué significa esto? Significa una vida en la que el hombre voluntariamente se ha comprometido a vivir para cumplir los deseos de su padre y señor, el Diablo. De esto fue precisamente que el Maestro acusó a los religiosos de su época cuando les dijo: “Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Jn.8:44).
Vivir bajo el señorío del Diablo definitivamente no tiene un buen final, al tal le espera solamente un destino eterno y ese no es precisamente al lado de Dios, sino de su padre, el Diablo. A esto se refiere Pablo cuando dice: “Los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tes.1:9).
A causa de todo esto el hombre necesita escapar, le es necesario convertirse; esto es, volver a Dios a través de la fe y el arrepentimiento. Tiene la urgente necesidad de reconocer sus pecados y recibir a Jesús como su nuevo Rey. Como afirma el apóstol, el hombre debe confesar con su boca que Jesús es su Señor (Ro.10:9) como un acto expreso de su renuncia al imperio de las tinieblas y su sumisión al Señorío de Cristo. 
¿Qué ocurre después de esto? Volvamos a leer las palabras finales de este versículo: “…para que reciban, por fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”. Hermosas palabras que reflejan la acción de Dios para llevarnos a su reino y de darnos herencia junto a él y todos sus santos. ¿Quieres escapar? Haz una simple oración y exprésale en tus propias palabras este noble deseo. …¡Vuelve a Dios!

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