jueves, 18 de mayo de 2017

¡AYÚDAME!

“Ayúdense cuando se encuentren en problemas, pues así estarán cumpliendo la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2 (PDT).

Debería sernos natural pedir ayuda. Sin embargo no lo hacemos. Nos decimos: “Yo podré con esto”, “No es nada, ya pasará”; “¡Qué vergüenza se enterarán de lo que me está pasando!”. En fin, miles de razones hacen que callemos y nos consumamos en nuestro dolor.
Lo peor en todo esto es la tragedia de no tener a quién ir. No hay nadie cerca, todos parecen estar en sus propios asuntos que nos sentimos culpables de cargarlos con nuestro dolor. Muchas de las veces no solemos confiar en los demás sea porque hemos tenido ya una mala experiencia o porque sencillamente somos desconfiados por naturaleza. Sin embargo seguimos allí y nuestro interior clama por ayuda.
Una iglesia con una cultura de ayuda mutua es todo un desafió. El Señor lo desea e incluso nos lo exige a grado de que se constituye en un mandamiento para nosotros. Ojala rompamos todos los prejuicios para convertirnos en eso que nuestro ser nos pide: “busca quien te ayude”. Bienaventurado aquel que puede recibir este don en su familia de la fe. Trabajemos esforzadamente por ello.

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