“Si de veras se acordaran de la tierra de donde salieron tendrían oportunidad de regresar. Pero ellos anhelaban una patria superior; es decir, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse el Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad.” Hebreos 11:15-16 (RVA).
¿Anhelas vivir en los cielos? Sin duda es una buena pregunta. Creo que todos deseamos vivir en los cielos, pero no todos nos hemos hecho está pregunta, es más algunos nunca se lo harán porque creen que han nacido para morir e ir al cielo como una cuestión natural de la vida: Vivo, muerto y al cielo. Es el engaño del Diablo que viene a través de la religiosidad.
Pero si realmente anhelas vivir en el cielo esto te exigirá realizar cambios drásticos en tu forma de vivir. Así fue entendido desde la antigüedad. Los patriarcas, afirma el autor sagrado, anhelaban una patria celestial y esto los llevó a dejar atrás todo lazo con la tierra de donde salieron, tierra que para ellos simbolizaba el apego a la temporalidad. Aceptaron las nuevas condiciones que esto implicaba y esto trajo consigo su recompensa: Dios no se avergonzó de llamarse el Dios de ellos.
Desear no es suficiente, hay que tomar decisiones de desapego de lo terrenal. “Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo” (Colosenses 3:2 TLA), es el valor prioritario que debemos incorporar en nuestras vidas. Debemos estar comprometidos con este propósito de tal manera que se cumpla lo que el Señor dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame” (Mr.8:34).
¿Anhelas el cielo? Has que esto sea más que un buen deseo.
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