miércoles, 8 de noviembre de 2017

GANANDOSE EL RESPETO DE TUS JEFES

“Ahora bien, Dios había hecho que el jefe del Estado Mayor le tuviera respeto y afecto a Daniel” (Dn.1:9)

¿Cómo te ganas el respeto de tus jefes? Este texto nos da la respuesta, pero el contexto nos dice que no todo fue un asunto del Señor, también Daniel tuvo mucho que ver en esto. Dios hizo que Daniel cayera en gracia sobre el hombre a quien Nabucodonosor había ordenado que comiera su misma comida. Éste se había convertido en su jefe inmediato y temeroso del rey debía de hacer que su mandato se cumpliera al pie de la letra. Para Daniel y sus amigos esto significaba contaminarse, es decir hacerse impuro delante de Dios y ellos no permitirían que esto sucediera. ¿Qué hacer? Y aquí está el actuar del adolescente de quince años. Primero habló con respeto al jefe del Estado Mayor pidiéndole permiso para no comer alimentos inaceptables (v.9); segundo, comprendió el temor que representaba para el jefe del Estado Mayor el hacer conforme a su petición (v.10); y por último, hizo una sugerencia que permitiría ver a su jefe que no había nada porque temer (vv.11-13). Todo esto lo hizo en un espíritu de humildad y respeto. Así Daniel no terminó en falta ni con Dios ni con su jefe.
Reconozcámoslo, algunos nos hacemos antipáticos a nuestros jefes no tanto porque ellos no comparten nuestros valores sino por la actitud que tomamos para hacérselos saber cuando discrepamos con ellos. Distamos mucho de actuar con humildad y mansedumbre, mucho menos con respeto, entonces nos hacemos odiosos y candidatos a un despido. Es verdad que no siempre los resultados serán como los de Daniel, sin embargo habremos honrado a Dios con nuestro comportamiento y quedará en la consciencia de quienes nos despidieron que nunca les faltamos el respeto y los honramos a pesar de lo injusto que fueron con nosotros.
Cambiemos nuestra actitud desde hoy. Dios sigue actuando para que caigamos en gracia a los hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario