“Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de muchas naciones” (Ro.4:18)
¿Qué te sostiene cuando todo a tú alrededor se viene abajo? La esperanza. Sí, ella te sostendrá, pero para ello debemos de cerciorarnos que se funde en la Palabra Viva de Dios.
Abraham se sostuvo firme en el momento más difícil de su vida porque la enfrentó con esperanza confiado en la Palabra que Dios le había dado. Él le había dicho que sería padre de muchas naciones y estas palabras constituyeron base firme para llevar su obediencia al punto de alzar el cuchillo para dar muerte a su hijo Isaac, su amado.
Dos hechos claros a partir de esto. Primero, ¿qué te está diciendo Dios? Sí, porque Dios es Dios personal, y él te dará palabra que al igual que Abraham deberás de creer para sostenerte firme en el día de la angustia. Segundo, lees o meditas la Palabra con la intención de que Dios te hable o solamente lo haces para cumplir con un rito religioso. Cuantos hay para quienes la Biblia solo se convierte en una cuestión rutinaria y la deja sin haber escuchado el motivo de esperanza para sus vidas. Cuando esto es así no habrá nada que lo sostenga en el momento de la prueba.
Vivamos seguros. Que nuestra esperanza sea una esperanza viva. Cree en ella, pero para eso fúndala en la Palabra viva de Dios.
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