Colosenses 2:8-23
“Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados y porque aún no les habían quitado la naturaleza pecaminosa. Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados. Él anuló el acta con los cargos que había contra nosotros y la eliminó clavándola en la cruz. De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz.” (vv. 13-15)
Somos culpables delante de Dios a causa de haberle ofendido por medio de nuestros pecados. No podemos hacer absolutamente nada por nosotros mismos para superar esta condición. Mientras más rápido lo asumamos, nos encontraremos en la mejor condición para aceptar lo que Dios ya ha hecho por medio de su Hijo Jesucristo.
Pablo menciona de hombres que se construyen argumentos con el propósito de invalidar su condición delante de Dios y de buscar por medio de estos razonamientos elaborar estilos y prácticas a las cuales acogerse con el propósito de salir bien librados cuando se encuentren ante su presencia. Pablo afirma de ellas: “Esas reglas son simples enseñanzas humanas acerca de cosas que se deterioran con el uso. Podrán parecer sabias porque exigen una gran devoción, una religiosa abnegación y una severa disciplina corporal; pero a una persona no le ofrecen ninguna ayuda para vencer sus malos deseos” (vv.22-23). En otras palabras… NO SIRVEN.
Una vez comprendido esto podemos tomar lo que Dios ya ha hecho por nosotros. En la cruz, Cristo ha colocado el acta que nos era contraria y nos condenaba a un destino eterno en el infierno. Todos estos cargos han quedado anulados de tal manera que no solamente allí alcanzamos perdón y salvación, sino que además ha dado muerte a nuestra naturaleza pecaminosa en el sentido que esta ya no tiene poder para sujetarnos a las obras del diablo “El que práctica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo” (1 Jn.3:8).
Recibe lo que Dios ha hecho, tus cargos ya han sido anulados. No elijas el sinuoso camino de buscar formas para agradar a Dios pues no sólo te será imposible sino que también te será innecesaria.
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