“¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros” (v.34).
El mejor escenario para todo cristiano es el de victoria, esto es lo que el apóstol Pablo nos recuerda a lo largo de este pasaje, de hecho leemos “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (v.37) como un indicativo de esta verdad.
Ahora bien, ¿cómo es posible esta victoria? Pablo nos responde: Cristo está a la derecha del Padre intercediendo por nosotros. Para decirlo en términos más fáciles, Jesús está orando cada día por nosotros para que seamos más que vencedores frente a toda circunstancia que tenemos que pasar cotidianamente. ¿No nos fortalece el saber que si estamos pasando por tiempo de tormenta, él está orando para que podamos salir airosos?
¿De qué manera nos afecta todo esto? En realidad debería cambiar nuestra perspectiva sobre el desarrollo de nuestras vidas. Muchas veces nos hundimos y desalentamos ante el hecho de la soledad y abandono frente a las situaciones desafortunadas, allí en donde nos solemos preguntar ¿Dios mío, dónde estás? Si podemos elevar nuestros ojos al cielo veremos a Jesús intercediendo para que nuestra fe no decaiga y salgamos airosos frente a esta eventualidad. ¿Lo crees?
No dudes, quién más capaz para hacer una buena oración intercesora. Él que conoce tu corazón, tus circunstancias y el corazón del Padre es el que está más capacitado para orar por ti, y él lo hace. Que esto pueda traer paz a nuestros días.