“Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor” (v.34a).
Al meditar sobre este versículo estas son algunas de las reflexiones que surgen en mi mente:
1. La compasión es un a priori en la vida de todo cristiano. No podemos andar por el mundo sin albergar compasión en nuestros corazones.
2. La compasión nos acerca a los hombres, por eso es que tenemos necesidad de ésta. Existen razones para mantenernos alejados de los hombres, pero la compasión las echa por tierra.
3. La compasión es amor en acción. Se centra en la necesidad de los otros y en el desafió que ésta nos confronta: “Dadle vosotros de comer” (v.37)
4. No podemos ser compasivos por nosotros mismos. No tenemos los recursos espirituales, emocionales y mucho menos físicos para poder hacerle frente. Algunos incluso hemos sido heridos alguna vez por aquellos que fueron objetos de nuestra compasión.
5. La compasión es gracia abundante que proviene de Dios. En la medida que esa gracia nos ha tomado seremos canales generosos de actos de compasión.
6. La compasión será lo único que mucha gente tendrá para ver y conocer a Dios. De hecho esta es la razón principal por la que debemos hacer que las buenas obras de compasión sean vistas por los demás (Mt.5:16)
Por todo esto y más… veamos a la gente con la misma compasión de nuestro Señor pues “Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.” (1 Jn.2:6)
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