jueves, 15 de diciembre de 2016

"NO SABEN LO QUE HACEN"

Lucas 23:33-43
“Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados” (v.34)

“¿No saben lo que hacen?… Señor… ¿de veras no saben lo que hacen?”. Es la pregunta que me he hecho cada vez que me encuentro con este versículo. No puedo evitar hacerlo una vez más, pero esto para que juntos le encontremos el sumo valor a lo que el perdón significa.
Hay dos hechos aquí. El primero es que quienes eran actores de los acontecimientos relacionados con la muerte de Jesús eran totalmente conscientes de lo que estaban haciendo. Estaban matando a un inocente y lo hacían con tal saña que incluso al injusto juicio le estaban añadiendo un vituperio ya innecesario. ¿Inocentes de la crueldad con la que estaban sometiendo al Señor? ¡No… sabían lo que hacían!
Sin embargo, hay otra lectura del mismo hecho, la de Jesús, y es la que es necesaria comprender para poder otorgar el perdón a quienes sí son “conscientes de lo que están haciendo”. No pretenderé ver los hechos tal como Jesús lo vio para no hallar culpables a los que a simple vista lo eran, esto sería pretencioso, pero creo que estarás de acuerdo conmigo en reconocer que había misericordia en sus ojos para que de alguna manera muy a la de Dios “nublara” su mirada para no ver lo que tú y yo vemos cada vez que nos hallamos con este texto. Sí, debe haber sido algo como esto para que pusiera su mirada en los cielos y le dijera a su Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
Cuando nos hallamos con gente que nos ofende y hiere la primera cuestión que nos causa dolor y nos cuesta perdonar es porque no son inocente…saben lo que nos estaban haciendo, por lo menos en muchos de los casos. Entonces, éste es el hecho que definitivamente nos marca e impulsa a alimentar el dolor mientras que a su vez cerramos la puerta al perdón con siete llaves. ¿No será acaso que también debemos adoptar la mirada del Señor? ¿No sería bueno que la misericordia que viene de lo alto nuble nuestros ojos para que también nuestro corazón esté más dispuesto a conceder gracia que perdona? 
¿Fácil? ¡No! Pero el otro camino, el del corazón no perdonador, el del resentimiento y la amargura,… es mucho más difícil. Así que cuando tienes que perdonar a los que “sí saben lo que hacen” toma el ejemplo de tu Señor, después de todo ¿no eres cada día objeto de su perdón?

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