1 Timoteo 2:1-10
“Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (v.5)
¿Cuál debería ser nuestro enfoque, buscar la reconciliación o la resolución? El primero apunta a restablecer relaciones que han sufrido cierto grado de ruptura, lo segundo a resolver cada asunto que motiva la ruptura de las relaciones.
¿Cómo resolvemos nuestros asuntos? La clave está en que nos pongamos de acuerdo con el otro, pero ¿es posible estar siempre de acuerdo en todo con el otro? Quienes estamos casados por más de dos décadas somos testigos de que es imposible que esto ocurra por múltiples factores, algunos de los cuales tienen que ver con el hecho de que hombres y mujeres somos muy distintos. Así como el escenario matrimonial, existen otros muchos que nos confirman la imposibilidad que vivamos en un mundo en el que todos estemos de acuerdo.
¿No propician estos desacuerdos que vivamos en una situación de ruptura constante? Claro que sí, entonces ¿no es esto un indicador que deberíamos ocuparnos de la resolución y no de la reconciliación? ¡No! Primero porque esto sería una tarea interminable y agotadora, pero lo más importante es porque podemos llevar una relación agradable con el otro sin estar de acuerdo en todo. Podemos aprender a estar en desacuerdo sin ser desagradables. ¿Cómo? Siendo sabios y buscando ser más como Jesús, de hecho cuando te concentras en la reconciliación te le pareces porque él básicamente fue alguien que buscó la reconciliación.
Así que la próxima vez que tengas conflictos, procura la reconciliación, establece la paz, pon puentes y no cercos entre tú y el otro. Actúa con madurez, todavía puedes estar en desacuerdo y ser una persona agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario