jueves, 29 de diciembre de 2016

MEMORIA SELECTIVA

Filipenses 1:3-11
“Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes” (v.3)

“Memoria selectiva”. Escuché estas palabras la primera vez dentro de un contexto negativo. Como cuando alguien la usa para acordarse solamente de lo que le conviene y no recordar absolutamente aquello que no le conviene, esto en una situación de discusión. “No me acuerdo de haberte dicho esto… pero sí me acuerdo de esto…”. Creo que nos ha pasado alguna vez algo parecido.
Pablo hace que estas palabras aparezcan en un contexto diferente, y que bueno que así sea. Al dirigirse a los filipenses lo hace con entera gratitud a Dios por el tiempo que pasó entre ellos. Al pensar un poco en su experiencia en dicha ciudad el apóstol solamente conservó lo positivo, no se enfocó en la humillación y golpiza que sufrió en dicha ciudad sino que puso su atención únicamente en los hermanos y en la relación que inició con ellos, la cual con el tiempo se vio fortalecida a pesar de la distancia y la condición en la que él se encontraba (estaba en la cárcel). Él optó por no recordar las cosas dolorosas, en cambio se centró en las cosas por las que podía estar agradecido.
Cierto es que la “memoria selectiva” puede ser usada en las dos direcciones y tenemos que elegir cuál de las dos nos va a rendir mayores beneficios. Podemos acordarnos del mal rato que nos hizo pasar determinada situación o tal persona y quedar profundamente heridos por ello, o decidimos enfocarnos en circunstancias mejores con la misma persona y ser agradecidos a Dios al acordarnos de ellos. Yo quiero lo segundo, porque honestamente en más del cincuenta por ciento de nuestras vidas nos hallaremos en situaciones que nos va a ocasionar heridas. Tendré memoria selectiva y la usaré para decir como el apóstol: “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes”. ¿Qué es lo que harás tú?

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