1 Corintios 8:1-7
“El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica” (v.1b).
El conocimiento tiene un propósito, el de edificar tu vida. Si apartas el conocimiento de su finalidad lo único que conseguiremos es ser personas con un corazón envanecido.
Desligar el conocimiento de la edificación (práctica) es un peligro real en todos los ámbitos de la vida, pero lo es mucho mayor para el desarrollo de la vida cristiana. En los minutos posteriores a esta lectura devocional es posible que nos metamos en las profundidades del conocimiento de este pasaje, incluso sentirnos maravillados por sus verdades y sin embargo quedarnos con la satisfacción de que la tarea está cumplida solamente en dicho ejercicio. Algunos iremos más allá y usaremos este conocimiento para juzgar y criticar la práctica cristiana de otros, pero sin conseguir que sus enseñanzas transformen nuestras vidas. Este proceder, que es común nos será a nosotros como un indicativo de que nuestro corazón se ha envanecido.
Debemos sentarnos delante del Señor para aprender cómo o qué haremos con aquello que él nos ha enseñado. De eso se trata el devocional, el estudio bíblico, el escuchar un sermón, el culto familiar, y otras tantas actividades que nos ponen frente a su Palabra. No hacerlo así es darle cabida al envanecimiento que no es otra cosa que caer en la insensatez. Bueno es entonces recordar las palabras del Señor que dijo: “Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre las roca” (Mt.7:24).
Si no lo has hecho antes… empieza hoy a EDIFICAR EN TU VIDA.
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