Juan 4:1-18
“Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna” (vv.13-14)
El hombre ha de tener sed y para satisfacerla necesita beber agua. Cuando tenga sed buscará saciarla pero su satisfacción será momentánea, hasta que vuelva nuevamente a tener sed. Jesús utilizó de esta situación muy humana como una metáfora para aplicarla también a otra condición tan humana como lo es la insatisfacción, la cual busca ser saciada pero que no consigue llegar al punto anhelado de satisfacción, siempre terminaremos buscando “agua” para calmar esta sed.
La mujer samaritana expone lo que es también una verdad para nosotros. Su sed de ser amada o valorada la había llevado a saciarla en relaciones dañinas que no habían conseguido llenarla, “Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido” fue lo que Jesús le dijo para llevarla a la verdad espiritual que había ilustrado a través del agua que se convierte en un manantial que brota con frescura dentro del hombre para dar vida eterna. Jesús era todo lo que ella necesitaba para saciar su sed de amor y valor propio. Su encuentro con el Señor tuvo un final feliz: “Y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo” (v.42)
Existe la creencia popular que se puede saciar esta sed de insatisfacción con cualquier cosa. En un mundo en que la gente busca su bebida favorita para saciar su sed, pensamos que así ocurrirá con esta sed que está profundamente arraigada en nuestros corazones. Nada lo hará, solamente Jesús tiene agua que hará que ya no volvamos a tener sed jamás. Lo necesitamos a él y no más actividades o más posesiones. Esto es también verdad para los que hemos ya venido a Jesús y olvidamos que lo que sacia es él y no los ministerios o cuanto servicio queramos ejecutar. Hacerlo de esta manera es estar en el mismo error y solamente darle un matiz de religiosidad a las cosas. Solo Jesús calma nuestra sed.
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