Filipenses 4:10-20
“No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre” (v.11)
En la vida experimentaremos diversas carencias, algunas más intensas que otras. Como Pablo afirmaremos “estoy en necesidad”. Sin embargo, el mayor problema no parece estar en la necesidad sino en lo que ella ocasiona en nuestro ánimo como producto de una respuesta que ocurre en nuestra alma: la insatisfacción.
Cuando pasamos por carencias sea de la índole que fuere, respondemos con insatisfacción o descontento y eso produce algo que trae devastación a nuestro ánimo. Nuestro espíritu puede ser envuelto en un gran conflicto si es que no detenemos prontamente este estado en nosotros.
¿Cuál es la respuesta para salir victoriosos frente a nuestras carencias? Es la bendita satisfacción. La llamo así porque no se trata de algo que puedes hacer solo, sino que ocurre a partir de tu aprendizaje en tu relación con Dios. Es lo que precisamente nos comparte Pablo cuando dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Sí, necesitamos aprender de forma sobrenatural cómo es que podemos ser felices en medio de aquello que no tenemos. No podemos darnos el lujo de ir en nuestro peregrinaje por la tierra siempre anhelando tener la situación perfecta (sin carencias) para recién tener un corazón satisfecho; esto es apostar a una vida desgraciada.
La bendita satisfacción nos llama a trabajar más en nuestra relación con Cristo que en buscar llenar nuestras carencias. Al lograr éxito en esto, entonces llegaremos al mismo estado que Pablo y no habrá nada que nos devastará. ¿Quieres ser feliz? Ve por el camino de la bendita satisfacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario