Salmos 119:89-96
“He visto que todo en la vida tiene sus límites” (v.96a PDT)
¿Conoces cuáles son tus límites? Y si los conoces ¿qué estás haciendo al respecto? El riesgo de no tomar en cuenta esto es que nos estemos “quemando”, término conocido entre nosotros para señalarnos que estamos entrando en una condición de estrés.
No lo podemos todo. De hecho el mismo Señor Jesús nos ilustró esta verdad al nombrar a doce personas que le acompañaran a fin de luego enviarles a desarrollar la tarea que el Padre le envió. Si queremos ocuparnos de todo nos agotaremos físicamente, emocionalmente y mentalmente. Y claro, también espiritualmente. Necesitamos reconocer cuáles son nuestros límites.
Esto que es verdad en todas las áreas de la vida se nos hace mucho más necesario para aquellos que trabajamos en la obra del Señor. Nos involucramos con la gente y queremos realmente que sus vidas glorifiquen a Dios y en ese intento queremos convertirnos en el Espíritu Santo, solamente para darnos cuenta que no está en nosotros cambiarlos. No nos corresponde (tampoco podemos), razón por la que debemos reconocer nuestros límites para no acabar estresados.
Sano sería entonces en esta situación ir delante de Dios y pedirle sabiduría para reconocer nuestros límites y no vivir una vida sobrecargada. Para aquellos que hemos olvidado el gozo de disfrutar la vida, es una tarea que necesitamos hacer con urgencia. Toma tu tiempo el día de hoy.
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