martes, 1 de noviembre de 2016

UN AMOR QUE INVIERTE

Romanos 12:10-15
“Ámense los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (v.10).

Son varios los textos que nos demandan a los cristianos a amar a nuestros hermanos. De hecho se hace énfasis a que nuestro amor sea “amor fraternal”, es decir, a un amor que se le prodiga al hermano de sangre. Y ¿cómo ama usted a su hermano de sangre?
Una de las formas en que lo hacemos velando por sus necesidades materiales. Si ellos están pasando por alguna crisis, vamos a estar listos para proveer alimentos o darle una ayuda económica. Seguramente que no nos cruzaremos de brazos para decirles únicamente “estoy orando por ti”. Nuestro amor en tal situación será un amor que invierte.
Pablo habló de este tipo de amor, incluso motivó a la iglesia a su práctica. Él vio en ello un gran beneficio tanto para los que dieron como para los que recibieron, pero por sobre todo el cómo esto honraba el nombre de Dios: “Esta ayuda que es un servicio sagrado no sólo suple las necesidades de los santos sino que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios. En efecto, al recibir esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo, y por su generosa solidaridad con ellos y con todos. Además, en las oraciones de ellos por ustedes, expresarán el afecto que les tienen por la sobreabundante gracia que ustedes han recibido de Dios. ¡Gracias a Dios por su don inefable!”
Hagamos que nuestro amor sea un amor que invierte.

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