lunes, 21 de noviembre de 2016

DIOS NO TIENE PRISA

Eclesiastés 3:9-15
“Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin” (v.11)

Cierto es que nada impide a Dios hacer las cosas de prisa, nada ni nadie, excepto los hombres. Ojo, esto no sucede porque los hombres pongamos límites a Dios, sino porque él mismo lo considera necesario para nuestro beneficio, así también él terminará siendo glorificado.
Son los fines pedagógicos de Dios los que le hacen no ir de prisa. Él quiere enseñarnos el valor de la espera. A lo largo de mi vida he hallado que son tres las cosas que el Padre me ha querido enseñar a través de la espera: paciencia, fe y sabiduría. Con sinceridad me han resultado difíciles no sólo para entenderlas sino también para incorporarlas en mi vida. Cuando de pronto he sentido que ya han estado en mis manos se me han escabullido entre los dedos. He tenido que echar mano de la promesa de Filipenses 1:6 que dice: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” para mantenerme firme en este propósito. Por tanto sigo en este aprendizaje.
Si estás pensando que las cosas serán distintas para ti, te animo a mirar las vidas de Abraham, José, Moisés, David,… ¿te das cuenta que son muchos los que tuvieron que esperar el tiempo de Dios? Dios no tiene prisa… mientras tanto aprende aquello que quiere enseñarte. Mi consejo: “Usa tu tiempo para aprender: paciencia, fe y sabiduría”.

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