“Alienten a los de poca ánimo. Cuiden con ternura a los débiles. Sean pacientes con todos” (v.14b).
Meditaba con mi esposa esta mañana lo grande que debió ser el corazón de Pablo como para percatarse de los detalles más mínimos del ser humano. Hay sin duda en él una percepción tan singular de las necesidades humanas que solamente podemos atribuir a la obra del Espíritu Santo en su vida.
Vivimos en una época de devaluación de la raza humana, en estos últimos siglos hemos notado con estupefacto todas nuestras miserias y eso nos ha insensibilizado para con nuestros congéneres. Hemos apartado la vista del hombre para volvernos a los animales. Somos una generación que ama más y se compadece más de un perro, un gato o cualquier animalito desvalido. Solamente tenemos dureza e indiferencia para quienes tienen nuestra semejanza, en el mejor de los casos hacemos lo mínimo por ellos no sin recelo en el corazón.
¿Debe la iglesia estar en el mismo costal? En ninguna manera. Por naturaleza nuestro ministerio tiene que ver con los hombres y eso nos debe llevar a verlos en sus detalles más importantes. El hombre es un ser desvalido, se desanima, se debilita, pierde fácilmente su ecuanimidad y toma decisiones que lo llevan a sumergirse en un estado de frustración y desesperanza. Por fin están quienes disfrazan su debilidad por medio del orgullo y viven la vida haciéndose insoportables a los demás. ¡Eso es lo que somos!
En un contexto como el descrito anteriormente, que no debió de ser tan diferente al de la iglesia de Tesalónica, somos llamados a ejercer el Ministerio de detalles importantes: estimular o animar al desanimado, otorgar cariño y afecto a quienes por diversas circunstancias han sido heridos y debilitados, y por último (lo que es más costoso) ser generosos en paciencia con quienes por razones diversas nos lo requerirán de las formas más insospechadas. Confieso que solamente un corazón lleno de la gracia de Dios hará posible todo esto. En medio de toda esta vasta insensibilidad la iglesia del Señor ha sido llamada a esta tarea. Así que apliquémonos al Ministerio de los detalles importantes.
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