“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprender cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (v.2)
Necesitamos un nuevo enfoque para vivir la vida cristiana. El que hemos llevado por varios años (los que ha tenido antes de llegar a Cristo) no nos será de utilidad pues ese ha sido el enfoque que nos ha metido en la esclavitud del pecado. Continuar con ese enfoque es seguir permaneciendo en dicha condición de la cual al llegar a Cristo se implica que hemos decidido cambiarla.
Necesitamos una total transformación y para ello nuestro principal trabajo está en renovar nuestra mente. ¿Por qué? La razón es la siguiente: Aquello en lo que se ocupa nuestra mente es lo que terminará determinando nuestro comportamiento. Nuestra vida de pecado ha sido implantada en nosotros porque hemos tenido una mente entenebrecida que ha justificado nuestras acciones y las ha hecho razonables. Debemos entonces enfocar nuestra mente para que se ocupe de aquello que como afirma Pablo nos llevará a comprender que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta.
¿Cómo hacemos esto? No es un secreto. No hay modelo del mundo que nos pueda ayudar, así que mirar en esa dirección es un absurdo. Entonces, la única solución está en la Palabra de Dios. Al leerla, memorizarla, meditarla y obedecerla, hallamos las herramientas necesarias para un nuevo enfoque en nuestra vida. Haz del día de hoy un nuevo comienzo.
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