martes, 25 de octubre de 2016

HAY QUE CRECER

Romanos 8:28-32
“Dios los conocía antes de que el mundo fuera creado. Él decidió que fueran como su Hijo” (v.29a)

El crecimiento es un fenómeno natural en el ser humano. Inicialmente conlleva crecimiento físico y aquello que definimos como madurez. En esto último encerramos asuntos como crecimiento intelectual, emocional, social e incluso el espiritual para nosotros los cristianos.
Cuando somos pequeños anhelamos crecer, “queremos ser como papá o mamá” es lo que nos decimos. Nos sentimos ilusionados con el crecimiento pero como somos aún niños no reconocemos el lento proceso y los duros vaivenes que muy a menudo esto implica. Crecer trae cambios, perdidas y nuevas responsabilidades. Todo esto acompañado muchas veces de situaciones que no logramos comprender y que suelen traer dolor.
Dios nos dice que hay que crecer y que él nos ha destinado que seamos como su Hijo Jesucristo. Dios ha planificado que lleguemos a ser como el mejor. Obviamente necesitaremos toda de nuestra vida para poder parecernos a él y aún con todo el esfuerzo que hagamos será por su gracia que llegaremos a serlo cuando estemos en su presencia. ¿Es éste un fácil proceso? No, habremos de experimentar duras pruebas para poder lograrlo. En tales situaciones será nuestra buena actitud y disposición para confiar en el Señor y la perseverancia lo que nos mantendrá firmes. Con todo, nuestro buen Dios se encargará de que salgamos adelante aun haciendo que la maldad de los hombres o nuestros propios errores nos ayuden a conseguir este propósito.
No debemos de perder la ilusión de crecer. Desarrollemos una buena actitud y determinación en todo aquello que encontremos a fin de poder lograrlo. Ser como Cristo es lo que nuestro Padre ha planificado para nosotros. Continuemos en el proceso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario